Ver Roma y después vivir

Hace mucho tiempo vengo pensando en que mi deseo de viajar a Roma tome forma y no quede tan sólo en algo ilusorio. Toda mi vida estuve rodeada de arte y cultura y me parece que pasar por este mundo sin viajar a tamaña ciudad llena de historia no tendría mucho sentido. (¡Bueno, tal vez soy exagerada! )

Siendo pequeña enloquecía viendo esas películas en las que los gladiadores hacían de las suyas en el Coliseo y hoy mismo pienso en que en Roma se origina nuestra lengua española nacida con el Latín.


Foto por Christopher Czermak / Unsplash

Es mucha historia la que rodea a esta impactante ciudad y entonces comienza la interrogación: ¿adónde voy primero? No voy a dar vueltas, el primero lugar en el que depositaré mis bellos ojos será la Fontana de Trevi porque amo los mitos urbanos, por lo tanto llevaré mis monedas (espero que el peso argentino valga) y le lanzaré tres monedas en busca de que mis deseos se cumplan. Cuentan que si arrojás una moneda: volverás a Roma; si son dos: encontrarás el amor de  un  italiano (o italiana, según el caso) y si las monedas son tres...¡te casarás con la persona que ya conociste! Ojo, el lanzamiento deberá ser con la mano derecha por sobre el hombro izquierdo, sino... ¡tus deseos no se cumplirán!


Foto por Christopher Czermak / Unsplash

Desde ya que luego de esta aventura con el azar giraré mi cuerpo y me entregaré de cuerpo y alma al deslumbramiento de estar frente al Vaticano, por vez primera. Mis amigos que ya viajaron me contaron que allí hay tres sitios a los que debo ir sí o sí: Plaza de San Pedro, la Basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos, en la misma Capilla Sixtina.

Así comenzará el viaje, luego les contaré qué más hice y si sobreviví a tanta belleza.