Izyum libre.
Luego de la retirada de los soldados rusos, se revelan las torturas, asesinatos y secuestros.
Vuelve la esperanza y la libertad, luego de seis meses que los soldados de Putin, habían tomado este centro estratégico en el noreste de Ucrania. Testigos, víctimas y sobrevivientes del calvario relataron el horror que debieron vivir. El olor a muerte, todavía se puede sentir.
Izyum era un centro estratégico en el noreste de Ucrania, ocupada por los soldados ruso, quienes aterrorizaron a los residentes a lo largo de su ocupación. Esta semana, testigos y víctimas relataron entre lágrimas e impotencia, los asesinatos y las desapariciones forzadas que los soldados perpetraron.
El Gobierno ucraniano a través de sus funcionarios, que han recuperado el control, se esforzaron por desenterrar las pruebas de que constaten los posibles crímenes de guerra.
En el día de ayer, viernes, los investigadores empezaron a exhumar los cuerpos de más de 400 civiles enterrados en un cementerio improvisado y hasta 17 soldados ucranianos enterrados en una fosa común en el mismo lugar, la zona es un bosque a las afueras de Izyum, utilizada como posición estratégica rusa.
Identificaron rápidamente signos de tortura en algunos cadáveres, más de uno tenía una cuerda alrededor del cuello.
“Buchaa. Mariupol, y ahora, por desgracia, Izyum. Rusia deja muerte en todas partes”, aseveró el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky.
Marcadas con una simple cruz de madera y un número, las tumbas fueron desenterradas, en un bosque donde el horror y sufrimiento fue el diario vivir durante seis meses. Los investigadores, tomaron nota sobre el estado de descomposición, midiéndolos y buscando detalles relevantes que indicaran el maltrato y torturas a las cuales fueron sometidos. El hedor a muerte colmaba el aire, y las tareas se hicieron cada vez más difíciles, debido al entorno de soledad y vacío.
Vestidos con monos y guantes blancos, descubrieron la fosa común de los soldados, colocaron cada cuerpo en una bolsa de plástico blanca y luego las llevaron a un terreno cercano. Se desconoce la identidad de los valientes, ya que sus rostros están dañados o deteriorados por el paso del tiempo transcurrido bajo tierra, prácticamente son irreconocibles.
Como recurso para poder identificarlos, se registraron las ropas en busca de pistas sobre sus nombres. Se encontraron spray nasal, medicamentos, cucharas de metal, auriculares y un teléfono móvil, el cual fue encendido para tratar de descubrir quién era aquel soldado, que yacía entre los demás cuerpos.
La tarea no fue fácil, cada cuerpo presentaba características diferentes, pero el color del uniforme, era igual. Encontraron a un hombre que estaba sin camiseta y cubierto de arena, llevaba dos pulseras amarillas y azules en la muñeca izquierda, al ir limpiando el cuerpo, pudieron divisar varios tatuajes que sin lugar a dudas podían brindar algún que otro dato, “ALINA” decía uno, con pequeños corazones salpicados.
La historia de horrores que se desarrollaron en esta ciudad después que las fuerzas rusas tomaran el control en marzo, comienza a salir a la luz. La sensación de optimismo al recuperar el territorio, pareciera que busca aplacar el sentimiento de dolor y desidia. Los civiles aún hoy, recuerdan lo que han soportado, sus rostros visibilizan el horror que debieron soportar, algunos se aferran a la idea de que la paz se mantendrá.
El temor está vigente, unas 50 personas siguen durmiendo en el sótano de una guardería, es tanto el temor que inclusive muchos se niegan a regresar a sus hogares durante el día, y cocinan en el patio de recreo.
En el mes de marzo, unas 200 personas buscaron seguridad allí, aglomerándose en un espacio tan reducido que algunos dormían sentados. El patio de este refugio fue bombardeado, un anciano perdió la vida y aún hoy, los niños corren al sótano cuando escuchan algún ruido fuerte.
Una fría tormenta se desató el viernes, después de que comenzara la exhumación. La tierra comenzó a convertirse en barro, la lluvia cubrió las bolsas de plástico y las marcas escritas al costado, comenzaron a borrarse.
Solo una pequeña pausa, mientras el agua caía, los investigadores se colocaron ponchos y volvieron a su trabajo.
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Fuente: Infobae, CNN, Times Radio.