“Tenemos que generar conciencia en espacios donde lo diverso es invisible”
Es trabajadora social y coach ontológica. Su experiencia personal y su recorrido profesional le dieron vida a @Abrirmealmundo, un espacio de asesoramiento y acompañamiento de inclusión y aceptación LGBTQI+.
Florencia Ares es una mujer apasionada por las letras y por los vínculos. Su rol de trabajadora social la llevó a especializarse en infancias y comunidades del interior del país. Escribe y tiene un top five de palabras que la definen: universo, mundo, persona, serendipia y puente. Hoy sus energías están puestas en un espacio de promoción y concientización de la diversidad que vale la pena conocer.
¿Cuál es el propósito de Abrirme al Mundo?
Básicamente acompañar a las personas en la concientización y aceptación de la diversidad LGBTQI +. La premisa es que todas las personas sean respetadas en los ambientes en los que están viviendo y conviviendo. Estoy convencida de que eliminar la ignorancia es, sin dudas, el camino para erradicar la discriminación.
Los objetivos de Abrirme al Mundo son generar espacios de apertura y escucha emocional para personas y grupos que se encuentran buscando aceptar e incluir la diversidad en sus vidas, ya que abrirnos al mundo no solo es transitar nuestra propia identidad sino también visibilizar la de la persona que tengo al lado o la persona que no conozco. La meta principal es poder ser parte de generar conciencia en espacios donde lo diverso es invisible.
¿Cómo nació el proyecto?
El proyecto nació durante mi formación como Coach. Tenía que elegir cuál podía ser mi aporte al mundo con esta nueva profesión y entre muchas conversaciones conmigo misma me hice una pregunta que definió todo: ¿En qué momento de mi vida me hubiera gustado sentirme más acompañada? La respuesta, sin dudarlo, fue: cuando salí del closet. Sin embargo esta frase tan común es algo que ya no me resultaba familiar, porque yo no estaba saliendo de ningún lugar, yo estaba entrando al mundo a vivir mi vida libre y plena. Estaba apareciendo desde quien soy, desde quien estoy siendo. Así nació Abrirme al mundo, un camino de aprendizaje para mí también.
La frase “salir del clóset” no te identifica hoy. En tus redes decís que las personas de hecho no salen sino que se abren al mundo, ¿qué importancia le otorgás a esta distinción?
Salir implica irnos y no es que nos vamos, porque siempre estuvimos El tema es que estábamos invisibles, sin mostrarnos, sin poner voz a nuestras identidades, deseos, emociones y ganas. Por esto es que Abrirme al mundo invita a estar, vernos, mostrarnos, emocionarnos, desear y ser parte del mundo de una manera visible.
Tu formación en coaching te permite acompañar a las personas en un camino de aceptación y visibilidad, ¿hubo algo que te marcó cumpliendo ese rol?
Creo que acompañar siempre deja huella. Muchas personas adultas que quizá han vivido toda una vida sin vivirla son quienes me han dejado las huellas más profundas. Esto lo asocio a mi adolescencia en el cual no me sentí cómoda para mostrarme como realmente era, para amar libremente y para poder conversar con honestidad. Siento que aceptar nos acerca siempre a nuestra verdad, la de cada persona, y poder vivirlo es algo que se lo deseo al mundo. Es difícil fingir ser alguien que no sos, pero sobre todo es muy doloroso.
¿Cómo ves a la sociedad actual en relación con la diversidad? ¿Qué nos sobra y qué nos falta?
Nos veo en un período de intención pero a veces el intentar solamente nos hace seguir en la misma baldosa. Siempre digo que hay que hacer lo necesario, que los intentos a veces tienen techo y lo necesario nos encuentran con caminos diversos y amplios. Si desde nuestros lugares hacemos lo necesario para poder vivir en comunidad y aceptar que todas las personas siempre vamos a ser únicos todo sería más simple. Y cuando hablo de hacer no tiene que ver con militar en espacios o volvernos predicadores de la causa, más bien tiene que ver con algo más simple como aceptar que mi hijo, hermana, primo, mi vecine es persona y no etiqueta.
Creo que nos sobran creencias, juicios, estigmas, formas y lo que nos falta es justamente abrirnos al mundo, dejar de parecer, creer, ver o darle formas obsoletas a los pensamientos y maneras de ver. Ahí está la clave, en dejar de leer lo que era o nos contaron y empezar a mirarnos y abrirnos a lo que está siendo.
¿Qué rol cumple el lenguaje en el cambio cultural hacia una sociedad genuinamente diversa? ¿Cuáles son las expresiones más comunes que se dicen sin pensar? ¿A qué lo atribuís?
Maturana dice “Cambiemos nuestras conversaciones y cambiará nuestra vida”, y cuando conversamos aparecemos, y cuando aparecemos el mundo cambia. Desde mi mirada creo que acercarnos al otro es también poder acercarnos al lenguaje, es poder conversar sobre la manera en la que todo sería más equitativo para que tanto vos como yo podamos sentirnos alojados en este mundo tan diverso.
Y si me pongo a pensar en expresiones creo que el sistema binario trae muchas, como así también las preguntas a las que solemos hacerles honor por la costumbre. Lo rosa y lo celeste, lo de nena y lo de nene, el novio para la nena y la novia para el nene, el casamiento, la familia tradicional, los trabajos de hombre, las cosas de mujeres, tenemos mucho por aprender, por seguir desarmando para armar, pero sobre todo tenemos mucho para escuchar, porque si yo no te escucho o me intereso por vos, difícilmente mantener una conversación genuina.
¿Qué pasa en tus talleres? ¿Qué contenidos abordás y cómo?
Los talleres son grupales y diversos, se mantiene la confidencialidad, es decir al ser vía zoom ya que trabajo con gente de afuera también, la persona que no quiera prender su cámara es respetada. A veces toma tiempo que quienes se presentan se animen también a hablar y compartir. El contexto que se genera es cuidado y desde la amorosidad.
Hablamos de nuestras historias, de los pasos que queremos dar y cómo podemos acercarnos a lograrlos. Se trabajan dinámicas teniendo como base algunas distinciones del coaching ontológico. Una de las dinámicas que más atraviesa al taller es la de tu foto preferida, es esa foto que nos trae a la persona en su momento de mayor felicidad y el recorrido que la llevó hasta ahí, quiénes estaban, qué le pasaba en esa instancia. Ahí aparecen recuerdos y las historias que traídas a hoy, son el motivo para abrirnos al mundo.