Qué hacer en París de paso por 3 días.
Qué hacer en París en 3 días.
Llegamos a París utilizando el tren Eurostar, después de un gran viaje en donde partimos de la estación St Pancras en Londres, pasando por el inmenso canal de la mancha para arribar a Gare Du Nord, París.
París es una ciudad muy concurrida, con una gran cantidad de tráfico y gente, con menos orden que Londres, más especialmente cerca de la estación de trenes, pero con paisajes, edificios y monumentos que compensan todo. Esto quizá después termine siendo aquello que a uno le gusta de esta bellísima capital europea. Por es muy importante tener muy en claro que hacer en París los día que tengan planificado.
Luego de caminar guiados por el GPS, los mapas enormes del siglo XXI, pudimos encontrar el hostel denominado “Perfect Hostel”, ubicado al norte del centro de la ciudad.
Al llegar nos atendió un personaje muy particular. Un señor de unos 40 años, de nacionalidad incierta dado que hablaba un poco de francés, inglés, español y cualquier otro idioma que se le cruzara o pudiera inventar. Esbozaba frases tales como “You have tres bed, en un room”, una mezcla entre español e inglés, haciendo pausa entre sus palabras. Situación cómica si las hay.
De todas formas, habíamos hecho reserva en una habitación con tres camas para tres personas, pero al llegar a la habitación, encontramos una individual y una matrimonial. Esto puede pasar, en los hotel pueden haber diferencias con lo que uno reserva, pero en fin, estando en París quién se va a horrorizar por compartir un colchón con un amigo. Demás está decir que dormimos cada uno en un extremo, por si alguien creó una historia en su mente, ¡ja!.
Lo primero que hicimos fue salir e ir a caminar por el boulevard Clichy, ya anocheciendo, y visitar, dado que nos quedaba muy cerca, el famoso Moulin Rouge. Tomamos la típica foto y partimos a buscar una buena pizzería, porque a demás del hambre de cultura, teníamos hambre de una enorme pizza. Un dato, si piden una pizza de Mozzarella trae anchoas. Si uno quiere una típica pizza de Mozzarella, donde abunda el queso al compás de la salsa de tomate sin anchoas, debe pedir una Margarita.
En nuestro segundo día en la capital amanecimos y después de desayunar un Croissant con chocolate en el hotel, lo que es una delicia excepcional que no he probado en ningún otro lugar, emprendimos el viaje a través del subte hacia el museo del Louvre. El subte en parís si bien no es de la calidad que en Londres, realmente tiene un muy buen servicio y digno de destacar.
Al llegar al Louvre, y después de tomar las fotos de rigor, nos llevamos una sorpresa: el museo los días martes es el único día que está.. ¡cerrado!. No nos habíamos percatado de esto, por lo cual decidimos seguir camino por los jardines que se encuentran en frente, denominados “Tuileries” donde la gente se sienta alrededor de las fuentes o entre las plantas a contemplar el paisaje, leer un libro o disfrutar del aire libre. Estos jardines tienen su continuación por la tan famosa y aclamada avenida Champs Elysées, donde cada uno de los paisajes y locales que la rodean es más lujoso e imponente que el otro. Se encuentran allí las principales y más valoradas marcas de ropa y de otros diversos rubros.
Tengan en cuenta si andan por la zona, en caso de que les quieran vender pulseritas o bien les pidan firmar un petitorio con fines humanitarios, rehúsense y sigan su camino. No se detengan. La finalidad es estafar a la persona y reclamar o robar sus pertenencias.
Seguidamente, y a pesar de que en los mapas parece más cerca, en la realidad nos costó más una hora llegar al Arco del Triunfo. Es magnífico e imponente, en medio de la avenida, ubicado sobre la rotonda, semejante estructura y arquitectura no puede ser ignorada. Si pueden subir, recomiendo hacerlo, ya que desde allí se ve gran parte de la ciudad.
Y como no podía ser de otra manera, estando en París y viendo siempre a lo lejos la majestuosa torre Eiffel a cada paso, en cada esquina, sobresaliendo entre los edificios, asomando en cada parte, y que con el pasar del tiempo uno ansía ver, nos entregamos y dirigimos hacia ella, ingresando por los famosos Jardines del Trocadero, que están situados en dirección frontal.
Describir la torre es casi imposible en palabras, porque todos los adjetivos le quedan tan chicos para semejante, majestuosa, bella e imponente estructura que tiene a los pies el Río Sena, rodeada por jardines con árboles podados en forma de cubo y pirámide. Se puede decir que es única y quizá uno de los mejores monumentos jamás construidos.
Logramos subir hasta la cúpula después de una hora de cola, dado que no la habíamos reservado por internet la entrada, cosa que aconsejo hacer. En la vista desde arriba se contempla casi toda la ciudad y se pueden distinguir claramente todos los puntos de interés que uno va visitando en la recorrid. Si tienen la posibilidad, véanla de noche que es increíble el espectáculo que ofrece con las luces resplandecientes y la iluminación.
Luego nos tomamos el tren y nos fuimos hasta la catedral más famosa quizá como resultado de las películas, Notre Dame, donde su arquitectura gótica detallada y en conjunto con el paisaje a su alrededor, conforman una zona muy linda para caminar, teniendo cerca el puente de los candados del amor, los ríos y los artesanos en la plaza creando los típicos cuadros franceses.
Luego de un día agotador, pasamos por un local de comidas rápidas, donde con tan sólo por unos pocos euros uno puede irse contento a descansar.
Amaneciendo, al otro día me decidí por ir al Palacio de Versalles desde la mañana, para el que hay que tomar el tren especial para poder ir. Sinceramente creo que esto es lo que ha pagado gran parte del viaje. El palacio cuenta con una arquitectura, pinturas, esculturas, arañas de cristal, todo y cada centímetro puntilloso lleno de pinturas y ningún detalle dejado al azar. Todo el palacio con sus ventanas abiertas a los inmensos, y cuando me refiero a inmensos es que no se ve el final, jardines con arbustos y árboles podados de formas geométricas, esculturas, lagos inimaginables donde la gente puede alquilar botes incluso y hay una excursión en tren.
Es de destacar la galería de los espejos por su espectacularidad, lujo y ambientación. Imaginar las fiestas de gala de los reyes es casi una obligación al contemplar dicha galería.
A mi vuelta, luego de haber pasado gran parte del día, y aún quedar mucho mas por ver, transitando nuevamente para contemplar la torre Eiffel me crucé con el palacio de los inválidos, donde se encuentra la tumba de Napoleón, rodeado por el ya característico jardín con exquisitas formas en su decoración. A pocas cuadras, encontré los famosos Jardines de Luxemburgo, que no le escapan en nada al cuidado excepcional de los parques, donde hay fuentes y gente a su alrededor leyendo un libro, chicos jugando con veleros de juguete en la fuente y otros simplemente paseando. A continuación, y deleitando en el camino una de las esculturas de Botero, llegué al Panteón. Desde aquí se puede observar la torre con un gran paisaje a su alrededor.
Finalmente en mi último día en París, me despedí de mis amigos que partían para Ámsterdam y muy temprano me fui a visitar el museo del Louvre, que este día por suerte estaba abierto. La arquitectura que tiene el museo tanto por fuera como por dentro para poder organizar los tres edificios con un hall central subterráneo, es realmente admirable. Cuenta con muchísimas obras de escultura y pintura, llegando a ser la obra más demandada la reconocida Gioconda de Leonardo Da Vinci.
Es recomendable visitar el museo con la audio-guía en la Nintendo DS, que no cuesta prácticamente nada en comparación con otros gastos y aporta mucho en cuanto a información de cada obra, así también como la localización y trayecto a hacer para llegar a cada una. Créanme que sin eso no sé si podría haber salido sin perderme. El resto del museo tiene además grandes piezas de Egipto, la famosa Venus del Milo y la punta de la pirámide invertida. Para los interesados en la tecnología, en su interior se encuentra una tienda de Apple que claramente recomiendo visitar.
Y luego aprovechando la vuelta al hotel, me dirigí a visitar la Basílica del Sacré Cœur, a poca distancia, que se encuentra en una colina y donde uno tiene que subir aproximadamente dos cuadras de escaleras, ubicándose en lo alto y permitiendo observar una de las grandes vistas de París, con todos los techos de las casas y sus chimeneas. Vale la pena ir para poder observar tanto la vista como la basílica. Tengan en cuenta que aquí hay “vendedores de pulseras” que les aconsejo evitar, dado que buscan robar al visitante. Pueden tomar el transporte para subir y así evadirlos.
Volví al hotel, recogí mis cosas y tomé el metro hasta la estación Gare de Lyon, donde abordé el tren nocturno que parte hacia Venecia, más precisamente a la estación Santa Lucia. Tengo que recomendarles este tren porque ha sido un acierto haberlo tomado. Uno va viajando y conociendo lugares de Italia en el camino, tales como Vicenza, Padova y otros que de otra forma no conocería y les puedo asegurar que en más de uno se van a querer bajar de las ganas de recorrerlos que dan con sólo pasar con el tren. Lamentablemente el tiempo es finito, el tren sigue su curso, pero claramente para un próximo viaje quedarán pendientes.
El tren es muy cómodo y con perfecto servicio. Es mejor si se puede viajar solo o acompañado con máximo una persona, más no recomiendo.