Olvidar trae beneficios.

"La memoria", escribe el neurocientífico Charan Ranganath en su nuevo libro Why We Remember, "es mucho, mucho más que un archivo del pasado; es el prisma a través del cual nos vemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo".

Ranganath, profesor de psicología en la Universidad de California en Davis, ha pasado los últimos treinta años investigando los mecanismos cerebrales involucrados en la memoria, el recuerdo y el olvido.

Sostiene que muchas de las creencias comunes sobre la memoria son incorrectas; Los defectos aparentes de la memoria con frecuencia provienen de sus características más útiles, lo que crea una flexibilidad cognitiva que fue esencial para nuestra supervivencia.

Cometer errores.

Los cambios en la fuerza de las conexiones entre las neuronas conducen a la creación de recuerdos. Mientras que algunas de estas conexiones no serán ideales, otras serán más poderosas y efectivas. El principio del aprendizaje basado en errores es que cuando intentas recuperar estos recuerdos, siempre serán un poco imperfectos. Por lo tanto, estas redes pueden debilitar los vínculos malos y fortalecer los buenos mientras el cerebro intenta recuperar este recuerdo y compararlo con la información real.

La implicación es que la mejor manera de aprender más es desafiarte a esas debilidades y le da a tu cerebro la oportunidad de optimizar estos recuerdos. Las estrategias de aprendizaje activo, como conducir por un vecindario en lugar de buscar en Google Maps o actuar en una obra de teatro en lugar de leer el guion una y otra vez, son tan efectivas.

Olvidar y tener lagunas en nuestra memoria podría ser beneficioso.
Imaginar que visité tu hogar y cuestioné: ¿por qué no eres acaparador es una analogía que me gusta hacer? ¿Por qué no conservas todo? Si no recordáramos nada, estaríamos acumulando recuerdos y nunca encontraríamos lo que buscas cuando lo deseas.
Me estoy quedando en un hotel en este momento, y no tendría sentido recordar este número de habitación en dos semanas. Pensar en todas las personas con las que se cruzan. ¿Es necesario memorizar todas sus caras?

Envejecimiento y olvido.

El problema no es que no podamos formar recuerdos a medida que envejecemos, sino que nos concentramos en las cosas que necesitamos recordar. Nos volvemos más distraídos y todas estas tonterías se producen a expensas del material importante que nos importa. Y entonces no podemos encontrar la información que buscamos cuando intentamos recordar estos recuerdos.

Estrategias para mejorar nuestros recuerdos.

Hay tres principios fundamentales. Uno es la característica distintiva. Nuestros recuerdos se compiten entre sí, por lo que cuanto más puedas hacer que algo se distinga, mejor.

Los recuerdos duraderos que se asocian con imágenes, sonidos y emociones únicas son los que perdurarán. Por lo tanto, centrarnos en los detalles sensoriales en lugar de quedarnos atrapados en la mente mejora nuestra memoria.

La segunda estrategia es ayudarle a organizar sus recuerdos de una manera más significativa. En el libro, analiza el método del "palacio de la memoria", que implica relacionar la información que deseas aprender con la información que ya tienes.

En tercer lugar, tenemos la capacidad de generar señales. Es mejor si los recuerdos simplemente aparecen en nuestra mente; buscar un recuerdo requiere mucho esfuerzo y es propenso a errores. Eso puede lograrse mediante la creación de señales. Por ejemplo, sabemos que las canciones pueden evocar naturalmente recuerdos de momentos específicos de la vida. Y hay muchas otras señales que puedes usar todos los días. Si intento recordar el día de la recolección de basura, me imagino caminando hacia la puerta y mirando el bote de basura antes de entrar. Como resultado, actuará como una señal de que tengo que sacar la basura cuando llego a la puerta en la vida real.

Detalles falsos.

Disponemos de estrategias que nos facilitan la memoria económica. Imaginemos que acaba de ingresar al banco; ya sabe mucho sobre los tipos de eventos que suceden allí y los que no. Esto le permite limitar la cantidad de información que debe recordar, ya que los esquemas funcionan como un tejido conectivo que le permite tomar y aplicar esos nuevos datos.
Sin embargo, hay momentos en los que los esquemas están llenos de espacios en blanco y con detalles incorrectos.

La segunda explicación es que los recuerdos evolucionan con el tiempo y eso es crucial porque desea poder actualizar sus recuerdos.

Memoria como proceso colaborativo.

"Podemos actualizarnos cuando compartimos recuerdos con otras personas. El acto de inventar una historia para contarte sobre un evento puede cambiar la forma en que la recuerdo. Tus reacciones a la forma en que cuento la historia, por ejemplo, moldearán mi recuerdo de ella en el futuro; puede volverse más divertido. Incluso podrías darme alguna información adicional, pero errónea, que pueda filtrarse en mi memoria: me confundo entre lo que sucedió realmente y lo que me dijiste mientras me explicaba lo sucedido. Según mi opinión, una gran cantidad de recuerdos ya no pertenecen exclusivamente a nosotros, sino que pertenecen al grupo en general", explica el especialista.

Ejercicios para mejorar la memoria en adultos mayores.

Puzles y juegos de cartas para ejercitar la memoria.

Hacer puzles es una afición que tienen muchas personas en todo el mundo. El desafío que supone enfrentarse a un puzle unido a su carácter lúdico lo convierten en una actividad ideal para practicar en soledad o acompañado.

Para armar un puzle (cuantas más piezas mejor) el cerebro realiza una serie de ejercicios para encontrar la relación entre las imágenes de las piezas y recordar la que habíamos visto con anterioridad. Esta actividad, además, favorece la concentración, fomenta la paciencia y reduce la ansiedad.

Para los amantes de la tecnología, existen un gran número de aplicaciones basadas en puzles o rompecabezas que podemos utilizar desde cualquier teléfono inteligente o tablet.

En cuanto a los juegos de cartas, además de ser un ejercicio para la memoria pues ayudan a retener información e, incluso, trazar estrategias, supone una actividad muy divertida y que facilita la socialización incluso entre personas de diferentes generaciones.

Ejercicios de calendario y reloj.

Una acción tan sencilla como marcar en el calendario el día y año actual puede ayudar a trabajar la orientación espacio-temporal de una persona. Crear esa conciencia del tiempo, ayuda a la persona a ubicarse y ser capaz de recordar el pasado y vincularlo con el presente.

Para practicarlo a diario, existen calendarios físicos en los que el usuario debe marcar el día, el mes, el año, la estación e incluso el día de la semana o la hora. Pegatinas, cubos de madera, almanaques… Cualquier soporte es válido.

En cuanto al reloj, otro ejercicio que puede ayudar a trabajar la memoria es interpretar la hora en relojes de aguja y relojes digitales, no solo definiendo la hora en cada uno de ellos sino haciendo el cambio de cómo se representaría una hora determinada en un tipo de reloj u otro.

Juegos de memorización.

Otro ejercicio muy sencillo que ayuda a ejercitar la memoria es la memorización. Para ello, por ejemplo, podemos plantear retos como ¿qué objetos hay en el armario del cuarto de baño? ¿Qué comida hay en la heladera?

La idea es que, tras memorizar durante un breve espacio de tiempo los objetos que se encuentran en un lugar concreto, la persona sea capaz de recordarlos aportando el mayor número posible de detalles.

Este tipo de juegos ayuda a ejercitar la memoria visual, clave en el proceso de lectura y escritura pues nos ayuda a relacionar lo visual con lo verbal. También contribuirá al recuerdo de lugares, caras conocidas…

Otros juegos de memoria visual son, por ejemplo, la búsqueda de diferencias entre dos imágenes, las parejas de cartas, etc.

Aprender.

Por último, aunque no por ello menos importante, aprender y mantener una actitud curiosa ante la vida es, sin duda alguna, uno de los ejercicios que mantendrá activa nuestra plasticidad cerebral favoreciendo la capacidad cognitiva en general.

Aprender un idioma nuevo, tocar un instrumento, aprender canciones nuevas, asistir a clases, visitar museos, charlas u otras actividades culturales; podemos aprender un gran número de cosas en nuestro día a día.

Fuentes:

BBC, ASISPA, LA NACIÓN, DW Español, National Institute on Aging.