Nuevo abordaje de los fenómenos sobrenaturales.
En general, ni el obispo ni la Santa Sede expresarán su opinión sobre la naturaleza sobrenatural del fenómeno, sino que se limitarán a permitir y fomentar la devoción y las peregrinaciones.
Las reglas para reconocer supuestos fenómenos sobrenaturales fueron actualizadas. El nuevo documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que se publicó este viernes 17 de mayo y entró en vigor el domingo 19, fiesta de Pentecostés.
El texto se inicia con una introducción del cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y luego se presentan seis posibles conclusiones.
Se pueden tomar decisiones más rápidas con respecto a la devoción popular y, generalmente, ya no se involucrará a la autoridad de la Iglesia en la definición oficial de la sobrenaturalidad de un fenómeno que puede requerir mucho tiempo para ser estudiado en profundidad.
La mayor implicación del Dicasterio en la Doctrina de la Fe es otra novedad, ya que será responsable de aprobar la decisión final del obispo y podrá intervenir de manera independiente en cualquier momento.
Durante las últimas décadas, el ex Santo Oficio ha intervenido en muchos casos en los que los obispos han expresado sus opiniones, pero generalmente lo ha hecho en secreto y se ha solicitado que no se haga públicamente.
La razón detrás de la implicación directa del Dicasterio es la dificultad de definir fenómenos locales que a veces alcanzan escalas nacionales e incluso globales, por lo que una decisión relacionada con una diócesis tiene efectos en otros lugares.
Las causas de los nuevos estándares.
El documento proviene de la experiencia del siglo pasado, en la que el obispo local (o los obispos de una región) afirmó rápidamente la sobrenaturalidad de un fenómeno y luego el Santo Oficio emitió una opinión diferente. O situaciones en las que un líder religioso se manifestaba de una manera y su sucesor lo hacía de manera diferente (en relación al mismo fenómeno).
Luego están los extensos períodos de tiempo necesarios para evaluar todos los factores para llegar a una conclusión sobre si los fenómenos son sobrenaturales o no. En ocasiones, hay momentos que contrastan con la necesidad de ofrecer respuestas pastorales en beneficio de los creyentes.
El Dicasterio comenzó a revisar las normas en 2019 y finalmente llegó al texto actual que fue aprobado por el Papa el pasado 4 de mayo. un texto completamente nuevo que, como se ha mencionado, presenta seis posibles conclusiones distintas.
Frutos y riesgos espirituales.
El cardenal Fernández señala que en muchas ocasiones, estas expresiones han generado una gran cantidad de beneficios espirituales, como un aumento en la fe, la devoción, la fraternidad y el servicio, y en algunos casos, han creado diversos santuarios en todo el mundo, que actualmente son parte de la piedad popular de muchos pueblos.
No obstante, existe la posibilidad de que, en ciertos eventos de origen sobrenatural, se presenten "problemas muy graves que afectan a los seguidores": situaciones en las que los fenómenos pueden generar beneficios, poder, fama, notoriedad social o intereses personales, llegando incluso a controlar a las personas o cometer abusos.
Puede haber errores doctrinales, reduccionismos indebidos o la propagación de un espíritu sectario en la propuesta del mensaje del Evangelio. Existe la posibilidad de que los seguidores sean llevados por un evento que se cree que fue impulsado por Dios, pero que solo es producto de la imaginación de alguien, su deseo de innovación, su obsesión por la mitología o su inclinación hacia la superstición.
Instrucciones generales.
Al final del proceso de discernimiento, esta es la lista de los seis votos finales potenciales:
Nihil obstat: no hay certeza sobre la autenticidad sobrenatural, pero se pueden reconocer indicios de una acción del Espíritu. Se alienta al obispo a evaluar el valor pastoral y a promover la difusión del fenómeno, incluidas las peregrinaciones.
Prae oculis habeatur: se reconocen signos positivos y signos de confusión o riesgos que requieren discernimiento y conversación con los destinatarios. Si hay escritos o mensajes relacionados con el fenómeno, puede ser necesaria una clarificación doctrinal.
Curatur: Aunque hay elementos críticos presentes, el fenómeno se ha extendido ampliamente y tiene efectos espirituales comprobados. Se recomienda evitar una prohibición que pueda molestar a los creyentes, pero se exhorta al obispo a evitar el fenómeno.
Sub mandato: las cuestiones críticas no están relacionadas con el fenómeno en sí, sino con cómo algunas personas o grupos lo utilizan de manera inadecuada. La responsabilidad de dirigir la pastoral local recae en un obispo o delegado designado por la Santa Sede.
Prohibetur et obstruatur: aunque hay algunos aspectos positivos, las críticas y los riesgos son significativos. El Dicasterio solicita que el obispo declare públicamente que no se permite la afiliación al fenómeno y que explique por qué se ha tomado esa decisión.
Declaratio de non supernaturalitate: el obispo puede declarar que un fenómeno no es sobrenatural basándose en pruebas concretas, como la confesión de algún presunto vidente o testimonios creíbles de una falsificación.
Procedimientos que deben seguirse.
Los siguientes son los pasos a seguir:
Es responsabilidad del obispo revisar el caso y presentarlo para la aprobación del Dicasterio.
Se solicita al obispo que no haga declaraciones públicas sobre la veracidad o sobrenaturalidad de la situación, y que viaje para evitar confusiones y sensacionalismo.
Si los elementos reunidos parecen adecuados, el obispo establecerá una comisión de investigación que incluya al menos a un teólogo, un canonista y un perito, seleccionados según la naturaleza del fenómeno.
Aspectos favorables y desfavorables.
Los criterios positivos incluyen "la credibilidad y buena reputación de las personas que afirman ser destinatarias de acontecimientos sobrenaturales o estar directamente involucradas en ellos, así como de los testigos escuchados; y también la ortodoxia doctrinal del fenómeno y del eventual mensaje relacionado con él; el carácter imprevisible del fenómeno, del cual se desprende claramente que no es fruto de la iniciativa de las personas involucradas o los frutos de la vida cristiana.
Los criterios negativos incluyen la posibilidad de que exista un error evidente en el hecho; posibles errores doctrinales; un espíritu sectario que provoca divisiones en la comunidad eclesial; una evidente búsqueda de beneficio, poder, fama o notoriedad social; un interés personal estrechamente relacionado con el hecho; actos gravemente inmorales; alteraciones psíquicas o tendencias psicopáticas en el sujeto, que podrían haber tenido un impacto en el supuesto.
Finalmente, es importante tener en cuenta la importancia moral de "la aplicación de supuestos conocimientos sobrenaturales o de elementos místicos, considerada como una forma o justificación para controlar a las personas o cometer abusos". Cualquiera que sea la decisión final que sea aprobada, el obispo "es responsable de continuar monitoreando el fenómeno y a las partes involucradas".
De acuerdo con las nuevas regulaciones, la Iglesia podrá evaluar si es factible detectar signos de la acción divina en los fenómenos de origen sobrenatural, si en los escritos o mensajes de los involucrados en los presuntos fenómenos no hay nada que sea incompatible con la fe y las buenas costumbres, si es permitido valorar sus beneficios espirituales, o si es necesario limpiar los elementos problemáticos, o si es necesario advertir a los fieles de los peligros que de ellos se derivan; y si es aconsejable que sea reconocido su valor pastoral por la autoridad eclesiástica competente.
También se explica que, normalmente, no se espera que la autoridad eclesiástica reconozca positivamente el origen divino de los supuestos fenómenos sobrenaturales. En general, ni el obispo diocesano, ni las conferencias episcopales, ni el dicasterio declararán que estos fenómenos son sobrenaturales, y solo el Santo Padre puede autorizar un procedimiento en este sentido.
Fuentes:
CNN, The New York Times, El Universal, AGENCIA EFE, Telemundo.