“Los papeles de Beale”, un gran secreto masón.
Puntos clave giraban alrededor de un hombre llamado Thomas Jefferson Beale, unos documentos cifrados y un gran tesoro. Se trata de un relato envuelto de misterio que nadie consiguió resolver y que se conoce como “los papeles de Beale o los cifrados de Beale”.
Todo comenzó en 1885 con la publicación limitada de un panfleto en la ciudad de Lynchburg, Virginia, cuyo precio era de 50 centavos. Subtítulo, los papeles de Beale, contenido de las declaraciones auténticas de un tesoro enterrado.
El documento estaba escrito por James Ward y en él se contaba como en 1819 Tomás Beale y sus hombres, mientras realizaban una partida de caza de búfalos, se tropezaron con una mina de oro y plata localizada en el estado de Colorado. Los hombres pasaron 18 meses extrayendo los minerales y trasladándolos a Virginia, realizaron varios viajes transportando miles de kilos de oro y plata hasta un lugar seguro, un escondite que sólo Beale conocía, por eso confeccionó 3 folios enteros repletos de números con la siguiente información cifrada.
El primero, permitía conocer el lugar exacto donde fue enterrado el Tesoro.
El segundo folio, mostraba el contenido del Tesoro.
Y, por último, en el tercero, aparecían los nombres de cada uno de los hombres que participaron en dicha tarea, junto con los nombres de sus familiares. Beale introdujo los documentos cifrados en una caja de hierro y en 1822 confió la caja a un posadero de Lynchburg llamado Robert Morris, al que encomendó encarecidamente no abrir la caja a menos que él o alguno de sus hombres no regresara pasados 10 años.
Con el tiempo, al posadero Morris le llegó una carta de Beale avisándole de la llegada de un amigo suyo con la clave de los códigos, pero éste nunca apareció, ése fue el último contacto que tuvo Beale con Morris.
Habían pasado 23 años cuando el posadero decidió abrir la caja y ver su contenido, en el interior había 2 cartas escritas por Beale y 3 páginas de texto cifrado que Morris fue incapaz de resolver, por lo que décadas después dejó la caja y lo que había en ella a un amigo anónimo.
Este desconocido, consiguió tras muchas pruebas, dar con la solución al segundo papel, utilizando la declaración de independencia como referencia a los números del Código, obteniendo el siguiente mensaje, “He depositado en el condado de Bedford a unas cuatro millas de Buford´s en una excavación o bóveda a 6 pies por debajo de la superficie del suelo, los siguientes objetos, pertenecientes conjuntamente a las partes cuyos nombres se dan en el número 3 adjunto, el primer depósito consiste en 1014 libras de oro y 3812 libras de plata, depositadas en noviembre de 1819, el segundo se hizo en diciembre de 1821 y consistía en 1907 libras de oro y 1288 de plata, también joyas obtenidas en San Luis a cambio de ahorrar transporte y valoradas en USD$ 13,000. Lo anterior está empaquetado de forma segura in ollas de hierro con tapas de hierro, la bóveda está toscamente revestida de piedra y las vasijas descansan sobre piedra maciza y están cubiertas con otras, el documento número uno describe la ubicación exacta de la bóveda, por lo que no habrá dificultad para encontrarla”.
El desconocido que decodificó el segundo documento, a pesar de los muchos esfuerzos, no pudo hacer lo mismo con el resto, así que, rendido, entregó los papeles a James Ward y éste decidió finalmente publicarlos.
Así surge el origen de la misteriosa y extraña historia de los papeles de Beale, que ha llegado a convertirse en todo un enigma de interés nacional en Estados Unidos. Son muchos los que han intentado resolver los códigos numéricos de estos papeles y también se han realizado varias expediciones que fueron en la búsqueda del tesoro, pero públicamente, no se sabe de nadie que lo haya conseguido, hasta el punto de que esta historia podría llegar a considerarse un experimento o un gran fraude.
Los argumentos que lo indican son varios, como por ejemplo, no tiene ningún sentido que se utilizaran más de 2 claves para resolver el código, si la declaración de independencia ya daba a conocer el segundo documento, era de esperar que todos se pudieran leer igual, pero no fue así, lo más extraordinario es que a pesar de todo ello, hubo quienes intentaron resolver este acertijo y se encontraron con resultados bastante sorprendentes.
Este es el caso de Dan Mento, que se hizo con los papeles de Beale, que recogió toda su investigación en un libro que publicó bajo el nombre de “Beale´s Treasure a Freemason´s Tale”.
Lo primero que hizo Dan Mento, fue poner los números en un mapa, las coordenadas del primer documento daban como resultado lo que podría ser una ruta, al contrastarlo con un mapa topográfico de 1891, encontró una antigua carretera que se parecía mucho a ese trazado, hizo lo mismo con los papeles 2 y 3 , es así que comprobó, los 3 caminos formaban un triángulo equilátero, pero lo más interesante, es que Mento se dio cuenta de que en las 3 páginas del Código había números que no se correspondían con trazados, en total 6 y comprobó que se podían trasladar a puntos de latitud y longitud, el dibujo que se formó en el mapa al unir las 6 coordenadas, fue el compás y la escuadra de los masones.
Dan Mento, descubrió que el origen del nombre del posadero que aparecía en los papeles de Beale, Robert Morris, se correspondía con el del doctor Robert Morris, fundador de la orden de la estrella del este OES (The order of the Eastern Star) en 1850.
Casualmente el “The Little red Schoolhouse”, se encuentra en la ubicación del compás y la escuadra descubierta por Mento, la conexión entre Robert Morris y la OES, condujo a Mento a un documento de la orden titulado “Una historia elaborada de la orden de la estrella del este.
Este relato menciona a Mary Beale, quien fue la secretaria de la OES de Illinois y a su esposo, George Beale, un masón de grado 32, Mary y George, pasaron más de 2 años en Colorado, durante ese tiempo, George padeció de tuberculosis, lo que le llevó a fallecer en la década de 1880, Casualmente, tanto el nombre Beale como el lugar Colorado que se mencionan en los papeles de Beale, coinciden.
Al parecer, en dicho documento se expusieron datos de la orden que debían ser encriptados y distribuidos entre otras logias, para después destruirlos, por lo que de las investigaciones de Dan Mento, se deduce que los papeles de Beale, simplemente podrían ser textos informativos codificados que pasaban entre las logias.
A pesar de que muchos habían buscado un tesoro real, todo parecía indicar que sólo fue un juego de los masones y el origen de un malentendido tras otro hasta que se publicaron definitivamente los papeles de Beale en 1885, o también podría haber una intención oculta de manipulación, quizás llevar a cabo un experimento para ver hasta dónde podía llegar la gente y su reacción.
Curiosamente, había una advertencia dentro de la publicación original de los papeles de Beale, dirigida a todos aquellos que decidieran investigar este misterio, decía así: “de nuevo, nunca sacrifique como yo lo he hecho, sus propios intereses y los de su familia, por lo que puede resultar una ilusión, pero como ya he dicho, cuando el trabajo de su día haya terminado y esté cómodamente sentado junto a un buen fuego, un poco de tiempo dedicado al tema, no puede dañar a nadie y puede traer su recompensa”.
Todavía hay y seguirá habiendo personas curiosas como Dan Mento, al que no le importó dedicar parte de su tiempo a realizar sus propias investigaciones para llegar hasta el fondo del misterio, aunque no se descarta que surjan más curiosos que quieran seguir sus pasos en busca de otra explicación.