La gratitud en tu vida diaria.
El impacto de la ansiedad y otros sentimientos desfavorables sobre nosotros disminuye cuando nos acostumbramos a practicar la gratitud. También nos brinda una manera de abrazar todos los aspectos de nuestras vidas que las hacen únicas.
La gratitud implica algo más que simplemente estar contentos con los aspectos de nuestras vidas que actualmente nos van bien; también implica estar dispuestos a ampliar nuestro enfoque para que podamos ver más del bien que estamos recibiendo.
Debido a que las regiones del cerebro conectadas a esta emoción son parte de las redes neuronales que se activan cuando interactuamos con los demás y disfrutamos, cultivar la gratitud puede ayudar a aliviar el estrés y el dolor.
Estas áreas también están estrechamente conectadas con las partes del cerebro que gestionan la regulación básica de las emociones, incluidos el ritmo cardíaco y los niveles de excitación, y están relacionadas con el alivio del estrés y la reducción del dolor.
Expresa gratitud y observa tu entorno por un momento.
Puedes sintonizarte con el momento presente realizando ejercicios de atención plena. Cuando incorporas la gratitud a tu rutina diaria, es posible que te vuelvas más consciente de las acciones de otras personas.
La probabilidad de que notes todas las cosas positivas que te rodean y por las que te sientas bien aumenta cuanto más tiempo pasas en compañía de tu conciencia.
La gratitud puede conducir a la felicidad y la plenitud.
Ser conscientes de nosotros mismos y de nuestro entorno es un requisito previo para poder apreciar las maravillas de la naturaleza, mostrar bondad hacia los demás y tener la oportunidad de ganarse la vida a través del trabajo.
Ser conscientes de las delicias de nuestro desayuno o del color del cielo nos permite sentir una gratitud inmediata por nuestra propia existencia.
Expresa gratitud hacia tus seres queridos.
Debido a limitaciones de tiempo, distancia geográfica u otros factores, la mayoría de nosotros somos algo culpables de dar por sentado a nuestros seres queridos.
Decir "gracias" o dar un abrazo después de recibir un gesto amable de un ser querido es una forma de demostrar gratitud.
Diariamente, sé amable con una persona.
No importa cuán pequeños sean, los actos de bondad pueden tener un gran impacto tanto en ti, como en los demás. Proponte hacer o decir algo amable por la mañana a otra persona, ya sea abrir una puerta, felicitar a alguien, ofrecer un cumplido o simplemente ser útil.
Sé mas amable contigo mismo.
Es importante reconocer nuestros esfuerzos y tratarnos cuando lo merecemos. El secreto para cultivar la gratitud es ser amables y pacientes con nosotros mismos. Cambia cada frase poco amable por una más compasiva empezando por ser un poco más consciente de cómo hablas y te refieres a ti mismo.
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Fuente: Ivoox, Vogue México y Latinoamérica, Hola!, Diario Libre.