Jammin In Jamaica parte III. Nine Mile
Nine Mile es el lugar donde Bob Marley se crió de niño y es uno de los imperdibles a la hora de visitar Jamaica
Nine Mile es el lugar donde Bob Marley se crió de niño y es uno de los imperdibles a la hora de visitar Jamaica.
Cada país tiene uno o más lugares en los que si no vas, no estuviste realmente ahí. Nine Mile es uno de los varios que tiene Jamaica. Y son varios, porque como contaba en la entrada anterior, la naturaleza no se quedó corta en nada con Jamaica. Además es uno de los tantos motivos por los que vale la pena visitar Jamaica. La isla de Bob, es de una belleza increíble. Cuenta con bosques tropicales, cascadas, colinas verdes y montañas cubiertas de bambú, caña de azúcar, un café increíble, y árboles frutales que crecen libremente, tanto, que podés ir comiendo a media que vas avanzando por la ruta; y llegar a destino más que satisfecho.
Sin embargo, creo que hay un error conceptual en la forma que el turismo tradicional vende la isla. Jamaica no es un destino de playa. O para aclararlo mejor, no es solamente playas, y las que hemos recorrido en estos casi 21 días, no hacen de Jamaica un destino al que valga la pena ir solo por esto. Dado que hay lugares mucho mejores para hacer solo playa en nuestra vasta América.
Lo que hace de Jamaica un lugar único para visitar, es el conjunto de todo esto, pero por sobre todas las cosas; las contradicciones y sorpresas que esta mezcla de exuberancia genera. Desde sus playas donde se mezclan los más exclusivos resorts del planeta con las humildes casas de pescadores y artesanos, playas públicas y privadas, jamaicanos, jamaicanos rastafaris, jamaicanos residentes en uno y otro continente, europeos, tenderos hindúes, queridísimos cubanos trabajando de guías en español y haciendo música, y todos conviviendo y sobreviviendo en paz. Hasta sus colinas y montañas de un verde pornográfico donde crece de todo, y unos cientos de metros más arriba de la modernidad y el lujo pintorescos pueblitos parecen detenidos en el tiempo.
Camino a la cima, La Jamaica campesina de Bob Marley, se va dibujando entre caminos estrechos donde solo los que realmente conocen pueden conducir, socavones de bauxita, en actividad, rellenados y vueltos a sembrar, chivos pacíficos pastando a la vera del camino y la comunidad rastafari, que es la dueña de esos parajes. Lugares en los que los caseríos, se van dibujando a ambos lados de la ruta, algunos contra la ladera y otros desafiando la gravedad, por encima de árboles gigantes, lianas, ríos y toda clase de frutas.
Este es el contexto del viaje desde Runaway Bay hasta Nine Mile. Un viaje que nadie que visita Jamaica debería dejar de hacer. Nuestro conductor y amigo Maurice saludando a cada uno de los personajes con un “Irie Family”, “Respect”, “Rastafa Irie”, mientras el auto hace magia por la montaña al ritmo de Third World, Dennis Brown, Freddie McGregor, Gregory Isaacs, Bunny Wailer y Burning Spear.
Una de las primeras cosas que se pueden ver entrando Nine Mile es la Cedella Marley Booker Basic School, fundada por la familia Marley en 1999. Sus murales recordando tanto a Bob como a su progenitora; los iconos nacionales de Jamaica; escenas campestres, un resumen del ser Jamaicano. El mausoleo museo de Bob Marley en Nine Mile es como una pequeña fortaleza. Rodeada de una alta pared en la base de una colina, el memorial se va extendiendo hacia lo alto comenzando por el patio de entrada. Escaleras arriba se puede ver la casa de la abuela de Bob, donde el astro del Reggae nació y que no está abierta para la visita.
En ese mismo nivel está la tienda de recuerdos, donde se puede comprar todo lo referente al universo Marley. Saliendo hacia un patio en donde un grupo de Rastas vieja escuela toca para la gente al terminar el tour. A partir de ahí comienza el recorrido hacia la casa donde Bob y la madre se mudaron y en la que Bob vivió hasta los 13 años. Época en la que se mudaron a Kingston, donde ahora funciona el Museo de Bob Marley.
La casa en la que Bob vivió, es una pequeña cabaña de piedra de dos habitaciones muy pequeñas. La cocina, que se encuentra en el exterior un poco más arriba en un patio donde también se encuentra una piedra en la que se según el guía, descendiente de la prolífica familia que Bob dejó en el planeta se sentaba a meditar, a fumar y observar las montañas, cuando volvía a Nine Mile a buscar paz espiritual e inspiración. Sin duda alguna, no es muy difícil ver las condiciones de extrema humildad en las que Bob creció y que forman parte de la escenografía antes contada entrando al pueblo. Finalmente en la parte má alta están los mausoleos de Bob y Cedella, en las que no se puede ni filmar ni sacar fotos. Una gran experiencia sin duda alguna.
Para finalizar la visita, un poco de canciones de Bob tocadas a un ritmo cansino, melancólico e hipnotizante nos invitaba a seguir el recorrido camino a más de lo que Jamaica tenía para ofrecer. Historias que seguro vamos a leer en las próximas entradas. Desandamos la ruta por un sendero diferente al de ida; conociendo un poco más la vida en las increíblemente verdes montañas rumbo a Fern Gully. Más aventuras nos esperaban, más de las que hubiéramos imaginado. Hasta ese momento el inicio del recorrido, no podría haber resultado mejor.