Voluntariado y las redes: ¿ayudamos y lo mostramos o mostramos que ayudamos?
La frase que se leerá a continuación hará doler los ojos.
"Con cuatro fotos con negritos para Instagram los voluntarios ya estarán contentos".
Pertenece a Yago Zarroca, ideólogo y promotor de Yes We Help, la empresa que, simulando ser una ONG buscaba captar a jóvenes europeos para realizar un supuesto voluntariado en Ghana y Sri Lanka.
El modus operandi consistía en sumar a adolescentes dispuestos a pagar 850 euros cada uno.
El dinero incluía vuelos, visa y otros gastos como alojamiento y la organización de proyectos de ayuda a poblaciones vulnerables.
Todo lo prometido fue una estafa.
Los proyectos de ayuda no existían, las comida era pésima y el abandono fue casi total.
De hecho, varios jóvenes quedaron a merced de episodios de acoso sexual, amenazas y detenciones policiales.
Bajo el patrocinio legal de la abogada Ingrid Sagué, los jóvenes se aunaron en una demanda colectiva.
Y la causa sigue su curso.
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Lo que queda como reflexión es el rol de la ayuda humanitaria.
Cómo ejercemos esa ayuda y con qué fines.
¿Para qué viajamos cientos o miles de kilómetros promoviendo el auxilio de otro necesitado?
¿Acaso la ayuda no la necesita alguien mucho más cercano?
¿Cuánto juega en estas historias de voluntariados una búsqueda más personal que altruista?
Son simples preguntas de compleja respuesta.
¿Realmente el que ayuda quiere que el que necesita deje de necesitar?
¿O necesita que necesite?
Nuevos interrogantes difíciles de responder mientras, de reojo, observamos la exhibición de los voluntarios "abrazando negritos" en tierras inhóspitas y marginales.
"¿Para qué viajo y ayudo?"
Los estafadores de Yes We Help supieron del dilema y metieron la cuchara de la estafa; y se llevaron una buena cantidad de euros.