El Obelisco: "87 años de historia".
El monumento emblemático de la ciudad de Buenos Aires, cumple un año más.
Se inauguró el 23 de mayo de 1936 y fue ideado para homenajear los 400 años de la primera fundación de la ciudad de Buenos Aires, en 1541.
“Será con el correr del tiempo el documento más auténtico de este fasto del cuarto centenario de la ciudad. Dentro de las líneas clásicas en que se erige, es como una materialización del alma de Buenos Aires que va hacia la altura”, dijo el Intendente porteño Mariano de Vedia y Mitre, la tarde del sábado 23 de mayo de 1936, el día que se inauguró un monumento insignia.
En la década del treinta, en vísperas de los 400 años de la primera fundación de Buenos Aires, el mandatario se encontró con un problema: no sabía cómo homenajear tan importante acontecimiento.
Algunos propusieron colocar en la flamante avenida 9 de julio una estatua de Hipólito Irigoyen, y otros pretendían homenajear a Carlos Gardel, fallecido trágicamente en junio del año anterior. Aun así, el Alcalde nombrado por el Presidente Agustín P. Justo, no estaba convencido.
Hasta que finalmente su secretario de Hacienda y Administración Atilio Dell´Oro Maini se le ocurrió la idea de construir un obelisco. Tuvo una aceptación unánime, y las autoridades le propusieron al arquitecto Alberto Prebisch hacerse cargo del proyecto y de la obra, que aceptó complacido.
El tucumano de 37 años, autor también del teatro Gran Rex y de los cines Gran Rex de Rosario y el Atlas de Lavalle, comenzó a crear esta obra emblemática.
“Que señale al pueblo de la República la verdadera importancia de aquella efeméride, que no existe en la ciudad ningún monumento que simbolice el homenaje de la Capital de la Nación entera”, afirma el decreto del 3 de febrero de 1936.
Mariano de Vedia y Mitre llevó adelante llevó adelante una obra importante en la ciudad, impulsó la construcción de hospitales, como el Argerich, la reconstrucción del Fernández, el ensanche de la calle Corrientes, las trazas de la Avenida Juan B. Justo y de la avenida 9 de julio, cuyo primer tramo de Bartolomé Mitre y Tucumán se inauguró en 1937.
“Era un monumento estrafalario, adefesio, bodrio”, aseguraban los que se oponían al proyecto asegurando que había un negociado detrás; además afirmaban que se trataba de una edificación anti estética.
El monumento poseía una complicación de base, es más, hubo un juicio entre la Municipalidad porteña y la curia por lo que se interponía en el ensanche de la avenida Corrientes era la Iglesia de San Nicolás de Bari, que se levantaba justo donde ahora está el obelisco.
La iglesia había sido inaugurada en 1727, en su torre se izó por primera vez la bandera argentina el 23 de agosto de 1812 y el nombre del barrio de San Nicolás se debe al santo de ese templo. La municipalidad ganó el juicio y el 16 de agosto de 1931 Monseñor Figueroa celebró la última misa.
De esta manera la iglesia desaparece demolida por la piqueta municipal, escribían los medios de aquellos años.
En 1935 se inauguró la iglesia en su ubicación actual, avenida Santa Fe al 1300.
La empresa alemana constructora fue GEOPE, comenzando los trabajos el 20 de marzo de 1936. El Obelisco de 67,5 metros de altura con una escalera con 206 escalones y siete descansos para poder llegar su mirador, se inauguró el sábado 23 de mayo de ese año a las 15 horas.
De la obra participaron 157 obreros, y hubo que lamentar la muerte de uno de ellos, el italiano José Cosentino.
El total de gastos de la obra ascendió a 200.000 pesos, su construcción demoró dos meses y se cumplió la indicación del intendente, quien anhelaba que estuviese finalizado antes del 25 de mayo.
“Se adoptó esta simple y honesta forma geométrica porque es la forma de los obeliscos tradicionales, cada una de las caras evoca un momento histórico: la primera fundación de Buenos Aires en 1536, la segunda en 1580, la primera vez que flameó la bandera argentina en 1812 y la federalización de Buenos Aires en 1880”, dijo Prebisch.
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Fuente: TVP, El Trece, Infobae, El Litoral.