El escape
Me gustaría irme lejos, muy lejos. Donde nadie me conozca. Y cuando la gente me empiece a conocer, irme aun más lejos. Convirtiéndolos a todos ellos en un recuerdo, viajando así por siempre en el infinito espacio del mundo. Infinito por la relación de su tamaño conmigo. No quedando a nadie más por conocer que a mi mismo. No quedando más remedio que la independencia total y absoluta. No quedando más remedio que la disociación entera con la humanidad y el encuentro con mi verdadero ser. Entendiendo así el complejo humano al verlo desde afuera. Entendiendo así mi problemática al volver a ese mundo.
Queriendo yo liberar sus corazones. Liberarlos de la idea de ganarse la vida. Liberarlos de la idea de ganarse el tiempo. Recordándoles que esas son cosas que han tenido desde el principio de su existencia. Recordándoles que uno puede elegir su lugar dentro de la sociedad humana y que nadie puede elegir por ellos. Pero es el miedo a la muerte la que paraliza nuestras elecciones.
Y yo le aviso a la muerte con orgullo que prefiero 5 minutos de una vida elegida antes que 70 u 80 años de una triste, larga y segura vida.