Crujidos y ruidos en rodillas y codos, ¿es normal?
La cavitación o el desgaste de los cartílagos pueden causar ruidos en las articulaciones, ¿oculta una posible lesión?
Al ponerse de pie para atarse los cordones, ponerse los pantalones, agarrar a un niño en brazos y levantarse de la cama... Cada día experimentamos numerosas situaciones en las que se reproducen sonidos como crujidos, chasquidos o ruidos indeterminados en las articulaciones (rodillas, codos, tobillos, muñecas y cuello). Y es cierto que, aunque algunos suelen preocuparnos especialmente, bien por la frecuencia, por lo inesperado o incluso por la intensidad del ruido, los expertos afirman que en principio no tendríamos de qué preocuparnos si esos ruidos no acompañaban de dolor o inflamación.
Según Pablo Herrera, vicedecano del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, existen dos tipos de sonidos que provienen de las articulaciones y que pueden ser frecuentes. Uno es el resultado de la cavitación y se origina en una pequeña burbuja de aire en el líquido sinovial, que lubrica y rodea las articulaciones. El "clac" de una persona que se cruje los nudillos es uno de los ejemplos clásicos de este tipo de sonido. El ruido que se produce cuando los cartílagos están desgastados es otro tipo de ruido común. Estos chasquidos, que son más comunes en las personas mayores, son más regulares (no tan frecuentes) y parecen más similares a dos maderas cuando entran en contacto.
En el segundo caso, la edad avanzada y la falta de actividad física suelen ser las causas del desgaste de las articulaciones, aunque Herrera también menciona que la actividad repetitiva puede causar desgaste en una región del cuerpo que puede resultar en artrosis.
¿En qué momento deberíamos preocuparnos?
Hace años, existía la falsa creencia de que los crujidos o chasquidos del cuerpo, ya eran voluntarios o provocados, podrían causar lesiones o incluso artritis. Es importante destacar esta curiosidad. No obstante, la ciencia ha eliminado esa noción popular.
El fisioterapeuta recuerda la experiencia de un médico de California (Estados Unidos) llamado Donald Unger, quien obtuvo el Premio IG Nobel de Medicina después de hacerse crujir los dedos de su mano izquierda todos los días durante 60 años para demostrar que, después de ese tiempo, el grado de artritis en ambas manos era similar. Unger demostró que ese gesto no causaba un desgaste significativo de la articulación, como se pensaba, ni que causaba un desgaste excesivo de la articulación.
Sin embargo, Herrera recuerda que cuando se producen ruidos en el cuerpo, lo que debe generar inquietud es la aparición de dolor o inflamación prolongada, ya que estos dos signos podrían indicar problemas mecánicos en las articulaciones o vértebras.
¿Cómo se distingue cada uno?
Una persona que está acostumbrada a escuchar y entender su cuerpo puede identificar fácilmente ambos sonidos. Sin embargo, comprender su origen es más complicado. Con la ayuda del Dr. Mario Muñoz, doctor en Medicina del Deporte y máster Universitario en Fisiología del Ejercicio y Entrenamiento Personal, aprendimos a diferenciar los resaltes internos, los resaltes externos y los chasquidos inofensivos, que deben ser una señal de alerta.
Chasquidos inofensivos: cavitación, "estos chasquidos ocurren cuando se produce un cambio de presión y volumen en el interior de la bolsa sinovial de la articulación con motivo de un cambio de posición repentino de la misma, en el límite del recorrido de su movimiento fisiológico y sin superar el límite anatómico. Un ejemplo típico sería crujir de los nudillos o el de prácticas manipulativas como la fisioterapia o la osteopatía", aclara.
Los gases disueltos en el líquido sinovial, que es el lubricante natural de las articulaciones, se forman pequeñas burbujas al aumentar la tensión en las articulaciones. Esto hace que suene como un chasquido. Esto puede ocurrir de vez en cuando (unos 20 minutos en condiciones normales para que el líquido sinovial vuelva a licuar) y en principio no debería preocuparnos.
Crujidos por afectación capsulo-ligamentosa y/o cartilaginosa: Las lesiones y/o retracciones capsulo-ligamentosas de la articulación (no confundir con la retracción escapular) pueden producir un ruido audible y causar un poco de molestia a largo plazo, además de tener el potencial de causar inflamación en la zona alrededor de la articulación. Muñoz explica que, si la crepitación se debe a un cartílago desgastado, se debe al roce interóseo, como en el caso de la osteoartritis (artrosis), y el ruido es más frecuente en la rodilla y el cuello y puede empeorar.
En este sentido, el experto explica que la distribución de las fuerzas que soporta es fundamental para la integridad articular, por lo que una alineación adecuada es esencial para su buen funcionamiento.
La probabilidad de desarrollar este tipo de enfermedad aumenta si hay anormalidades en esta estructura (por traumatismo, lesión o déficit de fuerza de los músculos involucrados en su sostén).
En este caso, ya que el grado de degeneración del cartílago no siempre está directamente relacionado con la intensidad del dolor, ya que depende de cómo se hayan entrenado las vías del dolor en el cerebro, la actividad física es la opción más recomendable.
El suministro de sangre del cartílago disminuye durante el proceso degenerativo, y el ejercicio ha demostrado que mejora el suministro de oxígeno a los tejidos blandos.
Es prudente priorizar las actividades de bajo impacto sobre las de alto, pero esto no significa que siempre estén contraindicadas porque dependerá de cada persona.
Resaltes de tendones externos: En situaciones como estas, los tendones rozan el borde articular y hacen un ruido audible, pero no es doloroso. Aclara que esto suele ocurrir cuando el tendón está inflamado por movimientos repetitivos, por lo que si hay dolor, que también puede ocurrir, generalmente se nota antes que el ruido.
La cadera en recurso conocida como "Coxa Saltans" ocurre cuando el tendón del músculo psoas iliaco, el músculo glúteo mayor o la banda iliotibial del músculo tensor de la fascia lata se eleva y se desliza sobre la cabeza del fémur, generando un sonido peculiar.
Antes de forzar la "máquina", se recomienda reducir la inflamación mediante el uso de frío y descanso, aunque sea activo, y disminuir las actividades que sobre solicitan el tendón afectado. Por supuesto, para una evaluación más precisa y un diagnóstico adecuado, sería recomendable acudir al fisioterapeuta, según el experto de Fit Generation.
Resaltes internos: Este resalte se produce cuando las estructuras internas (meniscos, engrosamientos sinoviales) experimentan una tensión por pellizcamiento y se liberan rápidamente. Los "ratones articulares" (cuerpos sin composición cartilaginosa) pueden causar bloqueos temporales en la articulación hasta que se libera.
Estos resaltes internos no son dolorosos y son más comunes en personas laxas o con meniscos discoides.
No se debe confundir el ruido de la cavitación (decoaptación) con el sonido del resalte, ya que este último puede ser un indicador de una lesión potencial o del inicio de una.
El dolor será crucial para comprender mejor la gravedad del problema con el sonido articular. Si no se experimenta dolor antes, durante o después, esto indica que no hay motivo para preocuparse por nada importante.
Por lo tanto, el experto concluye que crujir las articulaciones no es malo. No obstante, aunque puede ser beneficioso en algunos casos, es recomendable no usar demasiado el gesto ya que el castigo continuo puede debilitar la articulación.
¿Pueden evitarse esas molestias?
No hay remedios milagrosos para estos problemas fisiológicos, y es recomendable que cualquier persona afectada por estos ruidos consulte a un traumatólogo. Además, la figura del fisioterapeuta también puede ser útil para aliviar el dolor y mejorar la movilidad en casos de dolor o limitación de movimientos.
Además, para prevenir las molestias articulares, es recomendable seguir una dieta saludable y una rutina de ejercicio. Evitar el sedentarismo, hacer ejercicio regularmente que se adapte a las características físicas de cada persona, mantenerse hidratado y bien nutrido y dormir lo suficiente es bueno para las articulaciones y ayuda a prevenir la obesidad, uno de los factores de riesgo.
A nivel nutricional, mantener una dieta rica en calcio, mineral que el cuerpo necesita para mantener los huesos fuertes y reducir la pérdida de masa ósea, junto con una dosis adecuada de vitamina D (que se obtiene principalmente a través de la exposición al sol y que ayuda a absorber ese calcio) son beneficiosos para mantener fuertes los huesos y las articulaciones. En ocasiones, algunos expertos pueden sugerir el uso de suplementos dietéticos con colágeno, una proteína que se encuentra en los tejidos como la piel, las articulaciones, los huesos y los músculos pero que disminuye con la edad.
Fuentes:
CuidaPlus, ABC, FisioOnline, TN.