Boca: el traidor argentino que va por la Libertadores
Boca disputará las semifinales de la Copa Libertadores de América ante Palmeiras, rival que ya enfrentó en la fase de grupos de esta misma copa. No sólo que jugó contra el conjunto brasilero, sino que debió esperar por sus buenos resultados para clasificar a las instancias de eliminación directa
El fútbol en Argentina es cultural a niveles difíciles de comparar en otras partes del mundo. Representa una doble vara en nuestra sociedad. Por un lado la representa, y por el otro la significa. La representa porque el fútbol es un reflejo de nuestra sociedad; la significa porque a partir de hechos que ocurren en el fútbol nuestra sociedad se los apropia y los hace parte del cotidiano.
Boca disputará las semifinales de la Copa Libertadores de América ante Palmeiras, rival que ya enfrentó en la fase de grupos de esta misma copa. No sólo que jugó contra el conjunto brasilero, sino que debió esperar por sus buenos resultados para clasificar a las instancias de eliminación directa. Ahora el Xeneixe va por todo y deberá vencer a Palmeiras para clasificar a la final.
Esta traición que representa tener que eliminar a quien te salvó no es la primera que vivimos en torneos internacionales con conjuntos argentinos. Este año, durante el mundial, la selección nacional había perdido contra Croacia por 3-0 y estaba al borde de la eliminación. Lo único que lo podía salvar era una victoria de Nigeria ante Islandia.
Los africanos vencieron a los europeos y Argentina disputó la última fecha ante Nigeria, el equipo que lo dejó con vida en el mundial. Con goles de Messi y Rojo la celeste y blanca avanzó a los octavos de final a traición, venciendo al equipo que lo dejó con vida hacía cuatro días atrás.
En la Libertadores también nos encontramos con un antecedente de este estilo. En el 2015 River Plate salió campeón de la Copa ante Tigres de México. El millonario y los mexicanos habían compartido los grupos de esa edición de la Libertadores. River había tenido una muy mala fase de grupos y en el útlimo partido debía ganar y esperar a que gane Tigres, que viajó a la altura de Perú con suplentes y ni si quiera completó el banco de suplentes (llevó 16 jugadores en total).
Si Tigres le regalaba el partido al conjunto peruano se clasificaba primero de todos modos, y dejaba a un gigante como River afuera de la Copa. No lo hizo. Tigres ganó, le dio vida a los de Gallardo y, a traición, los millonarios ganaron la final al que los dejó vivir en los grupos.
Situación similar es la que vivirán los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto cuando se enfrenten a Palmeiras. En los grupos, el conjunto brasilero estaba clasificado y recibía en la última fecha a Junior de Barranquilla que estaba segundo un punto encima de Boca. Si los brasileros sacaban el pie del acelerador hubieran dejado afuera a los argentinos.
Muchísimo se habló en la previa de los partidos de fases de grupos de Tigre para salvar a River y de Palmeiras para salvar a Boca. Desde los medios locales insistían con la posibilidad de que los punteros de grupo aflojen con la intensidad, no ganen sus encuentros y dejen eliminados a los equipos argentinos.
Se volvió un debate social que da cuenta de cómo es nuestra cultura. En los medios del extranjero no especulaban con esta posibilidad de ir para atrás para dejar afuera a un poderoso. Pero en los nuestros, en los medios argentinos, la sospecha estaba. Incluso varios dejaron entrever la posibilidad de que si la situación hubiera sido al revés, los argentinos hubieran ido para atrás para eliminar al equipo fuerte del extranjero.
Los brasileros no lo hicieron, ganaron su encuentro y el Xeneixe también hizo lo propio. Ambos se clasificaron a las instancias finales de la Copa Libertadores y ahora se cruzarán en las semifinales. Donde Boca desea eliminar, a traición, al conjunto brasilero.