Bariloche, recorrida y excursiones
El año pasa rápido, estamos volviendo de la playa bronceados y ya empezamos a ver dónde ir en esos días que tenemos de vacaciones de invierno. Y así es como surge un gran destino que puede ser visitado en verano también, pero sin dudas todo su atractivo se conjuga en la época invernal: Bariloche.
Conocido a nivel local en Argentina como una de las ciudades más emblemáticas, tiene historia, atractivos naturales y un sinfín de actividades para grandes y chicos. La naturaleza y la forma en que se lo puede recorrer, hace que este sea un lugar para que quede un increíble recuerdo por años.
Esta vez fuimos desde el aeropuerto Aeroparque (AEP) ubicado en el centro de Buenos Aires, tomando el avión de la empresa Norwegian (vuelo DN6000), que es una conocida low-cost. Pero de low-cost no tiene nada y tiene muchas ventajas a su favor.
Resulta obvio que siempre depende de las comodidades de cada viajero o de lo que se busque, pero la ponderación sin duda creemos que va a ser positiva.
Entre los puntos que no juegan a favor, puede ser considerado el que se abone por equipaje, los asientos son regulares tirando a pequeños y el mostrador para despachar el equipaje suele abrir con poco tiempo de anticipación al vuelo.
Pero a favor sin duda tiene sus cuestiones. Los aviones tienen lo justo para todo viajero que quiera disfrutar de poder viajar sin pagar excesos por cosas que no se necesitan, tales como comida en un vuelo de 2hs o equipaje extra. Hasta tienen WiFi gratis, lo cual para el mercado doméstico en Argentina, es ciencia ficción.
Ahora bien, llegamos al aeropuerto internacional de Bariloche (BRC) con buenas condiciones, una temperatura que oscila entre los 8 y 15 grados, pero que pegado a la gran cordillera de los andes, se siente la presencia del frío.
Bariloche, o mejor dicho, San Carlos de Bariloche, está ubicada en la región patagónica de Argentina, en la provincia de Río Negro. Al borde de la ciudad se encuentra el lago Nahuel Huapí, un gran lago glacial.
Como en nuestro viaje eramos 4 personas, decidimos alquilar un auto. Esto siempre es un punto a favor y más si el alojamiento que seleccionamos está alejado del centro y hay lugar para poder guardarlo. Bariloche tiene grandes extensiones y, por como vamos a ver después, todos los puntos turísticos están fuera de la ciudad.
Tomamos nuestro vehículo rentado en Hertz y salimos rumbo al hotel. En este caso alquilamos un vehículo mediano (Nissan March), donde generalmente entran 2 valijas grandes en el baúl y el resto, arriba de los ocupantes traseros.
Tengan en cuenta que si toman un vehículo en el aeropuerto, les va a hacer más fácil el traslado. Esto fue un acierto en nuestro viaje. En caso de que tengan nieve en el camino, tendrán que poner cadenas a los neumáticos. Para quienes no estén familiarizados, deben tomar todas las precauciones y consultar a la compañía prestadora.
Después de unos 20 minutos en auto llegamos al Apart & Spa Los Robles, nuestro alojamiento. Si bien está algo alejado del centro, caracteristica que todos los alojamientos con comodidades y vista comparten, vale la pena. No recomiendo quedarse alojado en el centro a menos que no se tenga vehículo.
El apart cuenta con todas las comodidades. Teníamos asignada una habitación para 4 personas con 2 baños, jacuzzi y vestidor. El living - comedor de la habitación tenía incluida la cocina y una gran vista al lago, en la que los amaneceres no tienen comparación.
También cuenta con una pileta, jacuzzi comunitario, spa, masajes y salón comedor. Realmente tiene un valor promedio - elevado, teniendo en cuenta que estuvimos 7 días en plena temporada alta, pero lo vale por las comodidades y atención recibida.
Ahora bien, llegamos, dejamos las cosas y nos fuimos a recorrer. Hay algunas cuestiones que un viajero siempre tiene llevar que le van a hacer la vida más fácil, el viaje ameno y hacernos ocupar de disfrutar:
- El GPS fue un gran acierto. Sin duda este es hoy un elemento que nos permite movernos de un lugar a otro sin conocer la ciudad, aunque siempre con un ojo en la ruta, dado que nunca hay que confiarse.
- El abrigo. Uno que va desde la ciudad lo subestima y en medio de la nieve, o bien en medio de la montaña, el frío se siente. Si no queremos enfermarnos al segundo día, hay que llevar abrigo. Si van a esquiar o subir a la montaña, lleven ropa de nieve o pueden alquilarla.
- Café y comida. En medio de tanto frío, el café es esencial y la comida, aún más.
- Batería extra. Si sos de los que siempre filman, sacan fotos, hacen historias o bien consultan el GPS, llevar un power-bank siempre es fundamental.
Comenzamos dando una vuelta por el centro de Bariloche, donde generalmente está la plaza principal y el centro cívico con el monumento, la torre, la municipalidad y las principales construcciones típicas. Tiene una construcción de estilo alpino y donde predomina la madera y piedra.
Si están recorriendo el centro, pueden visitar la plaza principal, la catedral Nuestra Señora del Nahuel Huapí, la calle principal Mitre donde están ubicados todos los locales comerciales que ofrecen indumentaria pero por sobre todo excursiones y chocolates.
El punto de las excursiones es importante. Si no poseen un vehículo para poder trasladarse, es conveniente obtener tickets para excursiones en una de las prestadoras. Nosotros, a pesar de tener vehículo, compramos los tickets en Turisur para Isla Victoria y Bosque de Arrayanes, y Puerto Blest y Cascada de los Cántaros. Ambas son excursiones que se hacen en barco y salen de Puerto Pañuelo, a donde se puede llegar en auto (hay estacionamiento pago), taxi o traslado.
Nuestro primer punto de recorrida fue el increíble Llao Llao, un hotel de 1938 rodeado de lagos, montañas y bosques. Es una construcción de principios del siglo XX de estilo canadiense, realizada en madera, piedra y tejas normandas. Uno se puede alojar en el hotel, algo más alejado del centro, o bien puede también ir a tomar el té, donde ofrecen diferentes servicios o a la carta.
En nuestro caso pedimos diferentes chocolates y tortas a la carta. Es increíble la majestuosidad, las vistas a los paisajes y jardines, y el confort del hotel. El costo es elevado, estamos hablando de unos 40 dólares aproximadamente por persona, pero realmente vale la pena degustar en el hotel una merienda.
Si algo posibilita el auto, es la facilidad de poder recorrer todas las zonas aledañas al hotel y detenerse en los diferentes lagos del denominado "circuito chico" con los miradores.
Seguimos camino hacia el norte y llegamos a Colonia Suiza, un pequeño pueblo ubicado a 25 kilómetros del centro de Bariloche donde toda la gente recorre a pié los locales con artesanías, y se sienta a degustar un café y tortas en las casas de té. Hacen comidas típicas también, por lo que ir a pasar una mañana o tarde es un excelente plan.
De camino también es posible encontrarse con cervecerías como Berlina, donde se fabrica la mítica cerveza y es posible dar un recorrido guiado para finalmente terminar disfrutando, para los que nos gusta la cerveza, de la mejor cerveza tirada bien fría.
Ya de vuelta, pudimos pasar a tomar una merienda por la más famosa, si es que se puede decir así, de las confiterías de Bariloche: Rapa Nui. Generalmente los turistas compran chocolates para llevar a sus familiares o amigos, pero es posible tomar la merienda dentro y hasta tiene ¡una pista para patinar! dentro.
Al otro día, y después de otro amanecer que nos dejó sin palabras, nos dispusimos a ir a conocer y recorrer San Martín de los Andes, ciudad ubicada 161 km al norte. Es recomendable nunca manejar muy temprano debido a que la escarcha hasta que no sale el sol no se va. Por ésto es que salimos a las 11 hs tomando la ruta 40 y decidimos ir haciendo paradas intermedias.
Una de las paradas intermedias, a 80 km de Bariloche fue en Villa La Angostura, con su exclusivo Bahía Manzano a orillas del lago. El lugar es imponente, tiene unas postales únicas y vale la pena detenerse a observar. Es importante si están de paso cargar combustible y provisiones en la YPF que está en el pueblo porque luego no hay ninguna otra estación disponible para hacerlo.
Luego sí, y pasando por diferentes caminos sinuosos, curva y contra-curva, de detenernos a hacer angelitos en la nieve que hay en las orillas de la ruta, llegamos finalmente hasta la ciudad de San Martín de los Andes. Una de las mejores postales es el ingreso a la ciudad, con el lago del lado izquierdo lleno de veleros y del otro la montaña. Al frente, la gran ciudad.
San Martín de los Andes no es una ciudad muy grande pero tiene todo lo necesario para poder pasar el día recorriendo las calles, admirando los paisajes con las montañas, su plaza principal con la infaltable (¿¡y cómo va a faltar!?) estatua de San Martín y tomarse un chocolate caliente en Riche Patagonia (ex Abuela Goye). De vuelta es aconsejable no volver muy tarde ya que anochece temprano y el camino no es alumbrado.
El tema gastronómico siempre es importante, por lo que cuando vayan por la ruta bordeando el lago Nahue Huapí, pueden ir encontrando diferentes supermercados. El más conocido es el Supermercado Todo. Dando vueltas encontramos una pizzería recomendada que se llama Dirty Dick's, tiene una ambientación muy alemana con gran vista al lago y hacen unas pizzas absolutamente recomendables.
En nuestro siguiente día decidimos ir al Cerro Catedral, ubicado a 19 km del centro de la ciudad. Este es quizá el cerro más famoso y grande en importancia por ser el centro de esquí más desarrollado de Sudamérica y donde siempre encontrarán nieve en las cumbres.
En su base, el Cerro Catedral cuenta con numerosos locales de comida y bebida (como la cervecería Berlina), locales que venden recuerdos, ropa e instrumentos para la nieve, hoteles para esquiadores que van a alojarse allí y, también la famosa aerosilla. El ascenso en aerosilla sale unos 12 USD por persona pero lo vale. Quien no quiera esquiar, podrá tomar un chocolate caliente en el refugio o hacer culi-patín.
En nuestro siguiente día fuimos a recorrer la Isla Victoria y el Bosque de Arrayanes, partiendo desde Puerto Pañuelo muy temprano. Según la empresa que lo provea, es la embarcación en la que se va, pero si tienen la posibilidad de ir por Turisur, podrán viajar en el Modesta Victoria, una embarcación de 1937.
La excursión tiene un valor de 30 USD y vale la pena porque, además de ver y recorrer la inmensidad de esos paisajes, conocer las especies de flora y fauna, visitar inmensos bosques de árboles interminables, uno puede ver la ciudad y el paisaje desde otra óptica y acompañado de gaviotas.
En nuestro siguiente día, a pesar de que íbamos disfrutando de los placeres del apart, nos encaminamos a la excursión contratada a Puerto Blest y Cascada de los Cántaros , que es una excursión que ronda los 30 USD también, pero que se visita un destino totalmente distinto.
En la excursión que parte también de Puerto Pañuelo, se navegan 25km hasta llegar a Puerto Blest, una bahía única y que cuenta con un hotel, rodeado de naturaleza y una cascada impresionante. Es absolutamente recomendable y en la subida a la cascada uno se mete de lleno en la montaña. Es por aquí por donde pasa el famoso cruce trasandino.
Para el día siguiente, decidimos ir a visitar uno de los cerros más accesibles y mejor situados para su ascensión que es el Cerro Otto. Su ascenso está en el medio de la ciudad y tiene un costo de 10 USD aproximadamente, donde se sube con una cabina hasta llegar a su cima a los 1405 metros de altura. En su cima tiene una confitería giratoria donde se pueden degustar diversas comidas y ver todos los paisajes sin tener que moverse de la mesa, a demás de esquiar o hacer culi-patín.
Como agregado, tiene en su cima, un pequeño local bailable y una sala - museo donde tiene replicas de obras de arte y escultura, entre las cuales está la más famosa que es una réplica del David, del mismo acompañadas por grandes obras como La piedad y El Moisés. Ya a la vuelta pasamos a comprar algunos chocolates para llevar por Mamuschka, que tiene un sinfín de chocolates y formas. Absolutamente recomendable y a buen precio.
Ya el último día y con poco más por visitar, nos tomamos el vuelo de vuelta DN6005 con destino Aeroparque (AEP) pero con un gran experiencia en la naturaleza, con tintes gastronómicos y postales en la retina.
¡Hasta la próxima Bariloche, seguramente muchas más visitas nos harán disfrutar de tanta naturaleza!