Barbara Galantino, de Roma al mundo entero.
Barbara Galantino, la escritora nacida en Italia que escribe sus historias en español y se animó a cumplir su sueño de mostrarle al mundo entero lo que tenía para decir con sus dos novelas “Inestable” y “Vertical”.
Barbara Galantino nace en 1972 en Roma (Italia), donde se forma en estudios clásicos para luego elegir la carrera de Administración de Empresas. En 1997 da un cambio radical a su vida y se instala en Buenos Aires, donde reside actualmente con su marido y sus dos hijos. Trabaja durante más de veinte años en consultoría de negocios internacionales, pero a lo largo de su carrera profesional es atraída cada vez más por las palabras y la comunicación, en un proceso que la vuelve a acercar a su primer amor: escribir. Actualmente se dedica a copywriting profesional.
En 2019 decide enfocarse en la escritura con el objetivo de hacer de ella más que un pasatiempo.
En 2020 su relato La rubia es publicado en el libro Presente de palabras, colección de relatos de autores varios en formato e-book (Madrid).
En febrero del 2021 autopublica su primer libro Vertical, que además de ser un sueño realizado, representa para ella una gran hazaña por haberlo escrito en un idioma que no es su lengua materna.
En diciembre 2022 autopublica Inestable, su segunda novela, con la editorial Autores de Argentina.
También escribe en su cuenta de Instagram @palabrasdebar, donde publica relatos con formato de novelas cortas en capítulos diarios.
¿Cómo te describirías a vos misma?
Creativa, inquieta, soñadora, a veces hasta un poco ingenua. Para mí, no existen los grises, todo es blanco o negro, 0 o 100. Vivo todo de manera apasionada, intento darlo todo, siempre. Me cuesta quedarme en el presente, añoro el pasado y anhelo el futuro. Siempre con algún plan en la cabeza. Creo en el amor y en la amistad. Los vínculos nos salvan. Ansiosa, detallista a veces demasiado autocrítica. No me ninguneen porque me duele.
¿En qué momento descubriste tu amor por la escritura?
El amor nació en el colegio, a mis doce años, gracias a una profesora de lengua que amaba. Pero por mucho tiempo el vínculo con la escritura quedó limitado a la redacción escolar y a una cantidad infinita de cartas que intercambiaba con amigas, costumbre que persistió hasta los veinte y pico de años. También escribía, de vez en cuando, textos de introspección y desahogo. Me encantaban las historias de adolescentes que querían ser escritoras o de reporteras de periódicos. De más grande, a pesar de haber estudiado administración de empresas, siempre declaré que soy de word más que de Excel. ¡La palabra siempre primero! Pero el proyecto de una novela nace en 2019, cuando decido poner fin a la etapa de “me encantaría escribir un libro” y paso a la acción.
Contame un poco cómo fue ese momento en el que encontraste tus escritos de cuando tenías catorce años ¿Qué cambió con eso?
Justamente ese fue el momento que disparó la necesidad de hacer algo más concreto. En esos texto leí a una persona más madura de sus 14 años, con muchos personajes y mundos en su interior.
Darme cuenta de lo apasionada que era escribiendo a esa edad en la que todo es espontáneo, me abrió los ojos. Yo que andaba envidiando a los que tenían una pasión bien definida, descubrí que esa era la mía y que por mucho tiempo la había ignorado creyendo, tal vez, que no podía florecer. Entonces decidí hacer de la escritura algo cotidiano. Eso sucedió, además, en un momento de mi vida en el que necesitaba un cambio (en ámbito profesional) y fue un poco volver al origen, recuperar lo que siempre me había gustado, pero había tenido que resignar por esas cosas de la vida que te lleva por otros caminos. Agradezco ese momento porque me ayudó a emprender ese cambio y además me dio un enorme sostén cuando un año más tarde nos vimos obligados e poner en pausa la vida por la pandemia.
¿Cómo fue que empezaste a escribir en un idioma distinto al de tu lengua materna?
Cuando tomé la decisión de empezar a escribir una novela sentí que era un proyecto demasiado grande para enfrentarlo sola. Que necesitaría de correcciones, asesoramiento, acompañamiento. Entonces, después de averiguar con varias personas, decidí anotarme en el taller de escritura de Ceci Maugeri, que en esa época era presencial y bastante cerca de casa. Era impensable, en 2019, poder hacer lo mismo en italiano. En ese momento no había tanto curso a distancia y me pareció normal que, para tener ese soporte, la escritura tuviera que ser en español. Hace ya más de 25 años que la vida me obliga al español. Yo escribía mucho por trabajo, no era enfrentar algo desconocido, pero confieso que me volví, y sigo siendo, bastante adicta a Google translate, Word reference y a la web de la RAE, fundamentales para sacarme las dudas.
¿Te acordás del instante en el que dijiste “quiero publicar lo que escribí”?
El instante te diría que no. Creo que cuando vi que el libro avanzaba, que era algo posible, me pareció lógico pensar en publicar. ¿Para qué se escribe un libro si no? ¿Para dejarlo en un cajón? No es mi estilo. ¡Comunicar, siempre y hacia afuera!
Miré muchos tutoriales y empecé a seguir en redes a personas que se dedicaban al proceso de corrección y publicación. Mi guía en esa época fue Clara C. Scribá de la cuenta @Letropia_solucionesenletras de Madrid. Después una amiga me presentó a otra amiga que acababa de publicar su libro, Alejandra Jonte, y fue ella la que me entusiasmó más y me dio los últimos tips que me convencieron a tomar contacto con la editorial de autopublicación Autores de Argentina. Dámaris Patterson aportó lo suyo con el trabajo de corrección y cha chan, tuve mi primer libro publicado.
Además de haber escrito Vertical e Inestable, dos novelas autopublicadas, subís en tu Instagram historias bajo el formato de InstaNovelas. ¿De qué se trata esta modalidad de publicación? ¿Qué sentís que te motiva como autora a subir esas historias?
Lo de la cuenta de Instagram y de las Instanovelas surgió para conquistar lectores. No iba a publicar Vertical para venderles solo a pocos parientes (jeje) y las redes para eso son una gran ayuda.
Empecé publicando textos cortos que tenía coleccionados después de varios meses de escribir. Seguía a un par de cuentas que subían instanovelas, entre ellas la de @soyluzlarenn y me encantaba el formato, entonces decidí hacer lo mismo, creando historias ad hoc, pero eso también fue todo un aprendizaje. En Instagram todo tiene que ser ágil y entretenido. Solo tenés a disposición 2.200 caracteres para contar cada capítulo (un posteo es un capitulo y, día a día, se va construyendo la historia, por eso insta-novela). Al principio escribía la historia entera y la fraccionaba en base a los caracteres. Después aprendí que cada capítulo tiene que ser atractivo desde el principio y dejar intriga para que los lectores esperen ansiosos el siguiente posteo. Ahora escribo con esta mentalidad y, con el entrenamiento, hasta logro calcular aproximadamente que lo que estoy narrando quepa en el número de caracteres.
Es un mundo increíble el de las instanovelas. Hay ping pong casi en directo con los lectores y eso es pura adrenalina y gratitud. Ver cómo personas desconocidas se enganchan con tus textos y te dejan comentarios es el reconocimiento más importante. De Instagram nacieron además muchas amistades gracias a la escritura. Nunca podré olvidar los comienzos del grupo de lectoras beta con @judimiguel.historias @maggielondon_writes, @sannaliemis y Caro de @relatosenlinea. Ha sido un cambio increíble en mi vida.
Contame un poco de Vertical, tu primer libro publicado. ¿Cómo fue ese proceso de publicación en un mundo que era para vos completamente nuevo?
Algo te conté más arriba. Un mundo nuevo, es cierto, muchos miedos y mucho aprendizaje. Nunca pensé que una editorial tradicional pudiera elegir mi novela para publicarla, por eso no tuve dudas de emprender el camino de la autopublicación. Era mi primer libro, no podía pretender nada, pero me debía a mí misma el experimento. Y estoy feliz de haberlo hecho de esa manera porque aprendí y disfruté mucho de cada paso. Por suerte encontré personas que, ya sea por redes o en carne y hueso, me guiaron en ese camino. Firmé en pandemia y todo sucedió medio a las escondidas. No tuve presentación, pero el libro se vendió bastante bien y lo compraron varios de esos desconocidos que ya eran amigos de Instagram, gracias el trabajo de publicación en esa red. Cuando tuve mi libro de papel en mano fue como haberme recibido de escritora. No con mayúscula, pero escritora al fin, por haber transitado todo el camino que lleva a publicar un libro.
¿Sentís alguna diferencia en cuanto al proceso con “Vertical” y con tu segundo libro publicado titulado “Inestable”?
Mucha diferencia. Creo que Vertical fue un enorme trabajo de escritura exploratoria. Como dice mi profe, Ceci, tuve que podar y podar. Había creado demasiados personajes, sucedían demasiadas cosas en el comienzo, porque yo misma no sabía hacia donde apuntar. Era tal la euforia de escribir que no paraba y la historia disparaba para cualquier lado. Recuerdo momentos de resaltadores y post-it de color para ver a quién había que recortar, censurar, resumir. Fue una etapa casi desesperante, pero después las piezas se acomodaron. Lo bueno de esa época fue que la creatividad estaba siempre encendida. Fue un proceso casi febril en el que convivía con los personajes noche y día y confundía ficción con realidad.
Con Inestable fue mucho más simple. Antes que nada, su protagonista ya existía y venía de esa poda de Vertical. Lo había creado en esa época, pero era ese sobrante que quedó en una alcancía para el futuro. Esta vez, hubo menos personajes y una historia bastante marcada por la personalidad de Hernán. Fueron necesarios menos recortes y, al contrario, la historia contó con la incorporación de Mónica, que nació de unos ejercicios sobre Hernán y tomó tanto vuelo que casi le roba protagonismo. Inestable también tuvo su trabajo de edición. Ahí, más que podar, tuve que aclarar algunos tonos. Hernán se había encaprichado con ser un personaje algo oscuro y tuve que esfumar algunos de sus defectos para que la historia fuera más realista. Sin embargo, hay rastros de la versión “extrema” del primer Hernán en el relato “La rubia” publicado en la antología Presente de palabras, editada por Letropia en formato E-book.
El trabajo con Ceci y mis compañeras del taller primero, y una lectura profesional conPilar Perciavalle después, me llevaron a la versión final, que pasó también por el control de ortografía y gramática de Creativas Correcciones, antes de la publicación.
¿Cómo vivís la promoción de tus libros?
Uff, qué difícil eso. Yo no soy buena vendedora de mí misma. Me cuesta. Necesito sentir el reconocimiento de otros para agrandarme y salir a vender. Por suerte con Inestable llegó bastante rápido. Las personas que lo leyeron me dieron muy buenas devoluciones y eso me alentó a seguir trabajando en la promoción directa por Instagram.
También hay librerías independientes bastante activas, pero es un camino más lento, porque, claramente, no se dedican exclusivamente a tu libro. Digamos que, en la actualidad, controlo el 95% de las ventas y sigo explorando maneras de promocionar mis libros. ¡La radio es una que me encanta! Instagram sigue siendo el canal principal de venta, pero el tráfico está colapsado en este momento. Aumentar el alcance es muy difícil, entonces se vuelve necesario buscar alternativas. Hay que estar en continuo movimiento, hacer ruido.
¿Cómo es la devolución de tus lectores ante tus escritos?
Con las instanovela es amor diario en los comentarios de las historias que subo. Con los libros suelo recibir por privado mensajes generosos en los cuales me cuentan como fue su relación con el libro y con la historia. El comentario que más amo es “No podía parar de leer”, porque es lo que me encanta que me suceda a mí con un libro, devorarlo. También me gustan cuando me cuentan que se identificaron con algún personaje, porque mi objetivo en ambos libros fue el de crear historias de gente común, para que el lector se haga amigo de los personajes. Amo recibir devoluciones y fomento que los lectores lo hagan.
¿Te gustaría trabajar con una editorial?
Me gustaría hacer la experiencia. No sé si me gustaría que se apropien de mis historias y apliquen cambios “convenientes”. Sin embargo creo que es un poco el sueño de cada autor el de ser elegido por una editorial que quiera publicar tu obra. Lo que más me atrae es la idea que, a través de una editorial tradicional, se pueda mejorar el alcance del libro.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Hay un proyecto ya cerrado, una tercera novela, Una vida lejos (que nació de una historia que empezó en una instanovela) que está de gira entre concursos y presentaciones a editoriales.
En abril, además, me propuse empezar a escribir una nueva novela. Siempre ficción, pero quizás transcurra en Italia, para poder aprovechar referencias autobiográficas. Tengo varias ideas, pero hasta que no empiece a escribir no sabré bien hacia donde irá la historia. Porque, si bien con cada libro mi escritura se volvió más organizada, soy de seguir el impulso del momento. No puedo pensar en un final de la historia cuando todavía no conozco sus personajes. No desarrollo a partir de un esqueleto, mis novelas se hacen al andar.
¿Algo para decirle a los autores que están pensando en publicar de manera independiente?
Qué no lo duden, es una experiencia que hay que hacer y disfrutar. Que si lo que los frena son temas económicos que se planteen la idea de una preventa para financiar la impresión, aunque sea de poquitos ejemplares. No hay nada como tener tu libro en papel entre tus manos. Pero recomiendo que, antes de publicar, alguien lea ese material. Ideal que sea un corrector o editor, si no al menos un lector beta. ¡Porque lo impreso queda negro sobre blanco para siempre y queremos que quede bonito! Ver errores cuando el libro ya está impreso duele.
Para cerrar, este 31 de marzo vas a estar celebrando tu recorrido como escritora en un evento en Momo Café Cultural. ¿Qué nos podemos encontrar en el mismo y cómo podemos ir a verte?
Me costó mucho decidirme a organizar un evento. Muero de ganas, pero siempre hay mil miedos y el peor…qué no venga nadie, que se aburran. ¡El impostor que me boicotea! Por eso pensé en hacer algo diferente, contar mi historia con un poco de humor y auto ironía. Sumar algo que pretende ser casi teatral, involucrar a algunos voluntarios que me hagan de sostén a lo largo del evento. Hasta le puse un título, como si fuera un verdadero show. El evento se llama “Quiero brillar como una estrella”. Me voy a regalar mi momento de protagonismo, pero habrá espacio para preguntas y comentarios del público. Ah y libros en venta, por supuesto.
En mi cuenta @palabrasdebar dejé un par de posteos que hablan de del evento. Los que tengan curiosidad pueden escribirme ahí o reservar en el link de la Bio. Se paga por adelantado para agilizar el trabajo de los mozos, pero no es una entrada al show, sino el valor de la comida.
Gracias por tu tiempo Bárbara y éxitos el 31 de marzo