Ataque a la Tablada: a 35 años del sangriento episodio.

El Regimiento de Infantería Mecanizada 3 fue tomado por un grupo armado del Movimiento Todos por la Patria el 23 de enero de 1989.

32 guerrilleros, 9 militares y 2 policías fueron asesinados, mientras que otros cuatro atacantes fueron aislados por el Ejército. ¿Fue la táctica para iniciar una insurrección popular imposible o el esfuerzo por detener un presumido golpe carapintada? ¿Los uniformados fueron sorprendidos o estaban al tanto de la agresión?

Muchos años más tarde, Juan Salinas, un periodista, colaboró en la creación de "Gorriarán" con Julio Villalonga. Le cuestionó al ex presidente Raúl Alfonsín sobre "La Tablada y las "guerras de inteligencia" en América Latina".

Porqué sucedió lo de "La Tablada"?

El líder radical se tomó unos segundos antes de responder.

-Mire, yo todavía no entiendo qué es lo que quisieron hacer – contestó.

Se referían a la acción guerrillera más extraña, improvisada y temporal en la historia de Argentina, además, una de las más trágicas y violentas.

El 23 de enero de 1989, en el último año del gobierno de Alfonsín, un gran número de militantes del Movimiento Todos por La Patria (MTP), liderados por Enrique Gorriarán Merlo, intentaron tomar el Regimiento de Infantería Mecanizada 3, ubicado en La Tablada, en la Zona Oeste del Conurbano Bonaerense.

A pesar de que los atacantes lograron infiltrarse y romper la defensa de la guardia, no lograron su objetivo y muchos de ellos quedaron atrapados en el cuartel, 32 guerrilleros, 9 soldados y dos agentes de policía fueron asesinados.

Durante la represión al ataque, cuatro miembros del grupo del MTP, José Díaz, Iván Ruiz, Francisco Provenzano y Carlos Samojedny, fueron arrestados y desaparecidos por las fuerzas del Ejército. Sin embargo, el Estado argentino no ha proporcionado ninguna explicación hasta el momento. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos declaró en 1997 que el Ejército secuestró y torturó a varios de los detenidos, calificándolos de delitos de lesa humanidad.

A excepción de algunos pocos informados, todo el país se sorprendió por la acción, ya que en los primeros cinco años de la democracia recuperada después de la última dictadura no había habido ningún signo de que un grupo guerrillero pudiera actuar, mucho menos de tal magnitud.

Hasta ese momento, el Movimiento Todos por la Patria no se había presentado como una organización políticamente militar, a pesar de que en sus filas había algunos ex militantes del PRT-ERP y su líder, Enrique Gorriarán Merlo, había sido un líder de la fuerza guerrillera fundada por Mario Roberto Santucho.

Por otro lado, el gobierno liderado por Alfonsín había enfrentado tres insurrecciones de los conocidos como "carapintadas", una parte de las fuerzas armadas, principalmente el Ejército, que había buscado y obtenido dos leyes que aseguraban la inocencia de la gran mayoría de los militares que habían cometido crímenes de lesa humanidad durante la dictadura anterior.

Para la mayoría de los argentinos, se consideraba factible una posible rebelión carapintada, sin embargo, nadie imaginaba que una fuerza nueva e "irregular" pudiera actuar, y mucho menos con el intento de capturar una de las unidades militares más importantes del país.

A pesar de que han pasado 35 años desde los hechos, todavía existen numerosas interrogantes que, aunque han recibido respuestas parciales y en ocasiones contradictorias, aún no han obtenido una explicación que despeje todas las dudas.

¿El MTP tenía la intención de provocar una revuelta popular mediante el copamiento o intentó detener un posible golpe de Estado en curso? ¿El Ejército tenía conocimiento previo de que habría un ataque? ¿La dirección del MTP tomó la decisión debido a una interpretación errónea del entorno político o fue influenciada por algún servicio de inteligencia para llevar a cabo un ataque de ese tipo? ¿Cuál fue la razón detrás de la entrada de los atacantes que gritaron "¡Viva Rico!" y lanzaron volantes que los hacían parecer carapintadas?

MTP.

Una organización política relativamente nueva llamada Movimiento Todos por la Patria estaba compuesta por ex militantes del PRT-ERP, militantes socialcristianos, peronistas de izquierda, radicales, intransigentes, socialistas y comunistas; su enfoque era de izquierda "movimientista".

El propósito era formar una línea política que, dentro de la democracia, restaurara las banderas de la liberación nacional de los sesentistas y setentistas, y al mismo tiempo, ayudara a prevenir un nuevo golpe de estado. como los que se venían repitiendo cíclicamente en el país desde 1930.

Enrique Gorriaran Merlo, el líder más conocido del MTP, tenía la idea de que para mejorar la democracia y evitar una nueva ofensiva militar, era necesario establecer un espacio que uniera a los sectores más progresistas de los partidos tradicionales con los sectores relacionados con la Teología de la Liberación, lo que llevó a la presencia del sacerdote Antonio Puigjané. Además, tenía la capacidad de convocar a los sectores juveniles que estaban involucrados en la política.

Gorriarán tenía la misma idea del PRT en cuanto a la propaganda y creía que la prensa podía ser un medio político para organizar el movimiento. En noviembre de 1984, fundó la revista Entre Todos, dirigida por Carlos Alberto "Quito" Burgos y su esposa Martha Fernández, en la que escribían representantes de diversos sectores progresistas. El lema de la publicación era "Entre todos los que queremos la liberación", aclarando que incluía "peronistas, radicales, intransigentes, cristianos, socialistas, comunistas e independientes".

El espacio sirvió como un lugar de reunión para exmilitantes del PRT-ERP, algunos de los cuales habían sido encarcelados, como Francisco Provenzano, Roberto Felicetti y Carlos Samojedny, mientras que otros se habían unido al Partido Intransigente o provenían del PC.

El MTP, establecido formalmente en 1986, participó en las elecciones legislativas del 6 de septiembre de 1987 en Córdoba, Jujuy, Neuquén, Salta y Santiago del Estero, pero obtuvo resultados desfavorables y no logró elegir a ningún representante.

La inicial postura de movimiento se transformó gradualmente hacia una más de "vanguardia" -similar a la idea del partido de vanguardia del marxismo leninismo- después del primer levantamiento carapintada y la posibilidad de un posible golpe de Estado por parte del Ejército.

En diciembre de 1987, ocurrió una división cuando Gorriarán Merlo se unió a la Mesa Nacional y algunos líderes destacados abandonaron el MTP, como Rubén Dri, Manuel Gaggero, Pablo Díaz y Pepe Serra, ya que no estaban de acuerdo con el enfoque abiertamente vanguardista y la actitud conspirativa que adoptaba el MTP.

Gorriarán, Francisco "Pancho" Provenzano, Jorge Baños, el sacerdote Antonio Puigjané y Roberto Felicetti formaron la nueva Mesa Nacional.

Antes de las elecciones de 1989, el MTP fue convencido por el tercer levantamiento carapintada, que tuvo lugar en Villa Martelli el 1 de diciembre de 1988, de que se estaba llevando a cabo un golpe en marcha contra Alfonsín.

Durante los siguientes meses, Gorriarán, Quito Burgos y el abogado Jorge Baños anunciaron la posibilidad de un golpe de estado, mientras que la cúpula del MTP estaba considerando en secreto la implementación de una acción militar para evitarlo.

Un acuerdo entre el sindicato y el ejército?

La cúpula del MTP sostenía que había un acuerdo entre la fuerza militar y el sindicato para derrocar a Alfonsín. Este acuerdo era casi idéntico al que el presidente había denunciado seis años antes durante la campaña electoral de 1983.

“El pacto militar-sindical se había actualizado, pero la denuncia de Alfonsín durante la campaña presidencial de 1983 era cierta y estaba en el aire, ya que había sectores importantes del peronismo que estaban de acuerdo con la impunidad de los militares por los delitos cometidos durante la dictadura. Sin embargo, el MTP, como reconoció Baños poco antes de La Tablada, no tenía datos confiables y todo estaba improvisado”, relataba Juan salinas.

Es verdad que la versión estaba disponible, al igual que la del golpe de Estado. Salinas recuerda que, en enero de 1989, una fuente cercana a los servicios de inteligencia lo informó como verdadero, a pesar de que él no confiaba en la información.

“Un día de enero el tipo, que se presentaba como Ricardo D’Amico pero que en realidad su apellido era Di Cortese y al que después denuncié en el juicio de La Tablada, me cita en el Café La Victoria, frente a Plaza de Mayo, y me dice que se viene una ‘Noche de San Bartolomé’, que va a haber un golpe de los Carapintadas y que tienen una lista de tipos a los que van a fusilar, entre los que estoy yo.

Entonces le pregunté: ‘¿Y a quién van a poner de presidente?’ y él me contestó que no estaba definido, que podía ser Víctor Martínez, el vice de Alfonsín, o Arturo Frondizi. Me acuerdo que le contesté que era falso, que ese golpe no iba a existir”, dice Salinas.

La misma versión, la de la “Noche de San Bartolomé” le llegó también a Gorriarán. Lo que estaban buscando es que le llegara al gobierno desde varias fuentes, para que Alfonsín le hiciera nuevas concesiones al Ejército.

“En ningún momento se les ocurrió que, al enterarse de esa posibilidad, que era falsa, el MTP se iba a lanzar a tomar un cuartel”, concluye.

El atuendo "carapintada".

El hecho de que el grupo que inició el ataque pretendiera que se lo confundiera con una fuerza carapintada fue una de las cuestiones más controvertidas del intento de copamiento de La Tablada.

“La confusión fue aumentada por la entrada al cuartel gritando "Viva Rico" y lanzando volantes que parecían identificarnos como carapintadas. La intención era desorientar a los militares que estaban adentro, lo que provocó su sorpresa al pensar que éramos soldados. De hecho, creo que al principio funcionó”, hace unos años, Sergio Paz, uno de los militantes del MTP que participó en el levantamiento carapintada de Villa Martelli, les explicó a Eduardo Anguita, que la idea era desconcertante, ya que había ocurrido hace poco tiempo.

Después de tomar el cuartel, en parte debido a la confusión, los militantes del MTP tenían la intención de tomar los tanques, lo que había sido posible gracias al entrenamiento de los miembros del grupo durante el servicio militar obligatorio, y dirigirse hacia Plaza de Mayo, llevando al pueblo a una insurrección.

“Creyeron que era inminente un nuevo levantamiento carapintada y quisieron anticiparse tomando el cuartel más grande de la Argentina. Pensaron que si hacían esa movida tendría aliados en el Partido Comunista y en sectores del radicalismo, una idea muy loca. Pensaron: ‘Bueno, nosotros tomamos el cuartel y salimos con los tanques y con camiones, juntamos gente y nos vamos todos en una pueblada a Plaza de Mayo a defender a Alfonsín’. Era un plan totalmente loco y descabellado.

Si lo lograban, también podrían ponerle condiciones al gobierno, buscando que se radicalizara”, dice Salinas.

En “La Tablada. El último acto de la guerrilla setentista”, la investigadora Claudia Hilb vuelve sobre los dos hechos – provocar la confusión con los carapintadas y las intenciones de la movida – y escribió: “Gorriarán se atuvo, en lo esencial, a la ‘versión oficial’ de los hechos; aun así, el diálogo prolongado permitió que en los pliegues de esa versión oficial se ratificara una certeza, que a mí me resultaba fuertemente perturbadora de aquella versión oficial: las fuerzas atacantes habían buscado disimular su carácter de ‘civiles’, arrojando volantes de un ficticio agrupamiento denominado Nuevo Ejército Argentino. Y había sido, en palabras de Gorriarán Merlo, ‘en el momento en que se empezó a decir que el grupo atacante no era un grupo carapintada sino un grupo de civiles’ que la operación naufragó definitivamente”.

Tenían conocimiento?

Otro tema discutido es si el Ejército estaba al tanto de que una de sus unidades sería atacada o si fue sorprendido.

Salinas afirmó que "la operación estaba planificada, pero no de mucho antes porque la policía de la provincia, la DIPPBA (N del A.: la dirección de inteligencia de la bonaerense) se entera y entonces operan de una manera muy inteligente, montando un operativo de control cerca y mandando a tres policías para avisar al cuartel y participar desde adentro en la defensa".

Por otro lado, el coronel Julio Ruarte, quien escribió "La Tablada. Un ataque para recordar", no recibió ninguna notificación sobre el ataque. “Es común cuestionar si los miembros del cuartel sabían o no sobre él.

Hay un detalle que indica que no, debido a que no logra vestirse adecuadamente, el mayor Fernández Cutiellos quien protege el cuartel en alpargatas. Los tiros son vistos por la ventana de la habitación donde se encontraba cuando se levanta. Ni siquiera se colocan los borceguíes, lo que indica que es un ataque. En una entrevista explicó: "Hay una foto que sale en los diarios de la época donde se lo ve tendido sobre un vehículo, y está en alpargatas".

Rendición, fallecimiento y desaparición.

Entre las 6 de la mañana del 23 de enero y aproximadamente las 9 de la mañana del día siguiente, los enfrentamientos entre los atacantes y los defensores del cuartel duraron casi 27 horas.

Hubo 43 fallecidos, incluyendo 32 guerrilleros, 9 militares y 2 policías, así como cuatro militantes del MTP que siguen desaparecidos: José Díaz, Iván Ruiz, Francisco Provenzano y Carlos Samojedny.

En un caso judicial, se demostró que los militares que participaron en la represión en el banquillo asfixiaron deliberadamente a Berta Calvo, quien se había rendido, colocándole una bolsa en la cabeza. Después, separaron a los militantes desaparecidos del grupo de detenidos y nunca se los encontró de nuevo. Los cuerpos de ellos todavía no han sido localizados.

El ex presidente Raúl Alfonsín, quien inspeccionó el cuartel después de la rendición de los atacantes, dijo años después en una entrevista para el documental "Tablada: el final de los "70" que los detenidos "se les hizo un camino para golpearlos un poco".

Su respuesta a la pregunta sobre los desaparecidos fue sencilla:
“Hay dos que no puedo explicar que pasó”.

También puedes leer:

Copamiento de La Tablada: los informes secretos que alertaron a Carlos Menem sobre posibles ataques guerrilleros
Los documentos recibidos por el entonces candidato a presidente del peronismo daban cuenta de la actividad de ex miembros del ERP y de la presencia del prófugo Gorriarán Merlo en la Argentina. Los detalles
Fotos históricas: paso a paso, cómo fue el ataque al cuartel de La Tablada y la rendición de los guerrilleros
La cronología de las 27 horas que duró el ataque del Movimiento Todos por la Patria, comandado por Enrique Gorriarán Merlo desde las afueras de la guarnición militar. Los detalles, a 35 años, de cómo fue la batalla sangrienta en plena democracia. Y la visita de Raúl Alfonsín al lugar, apenas terminado el enfrentamiento
“Me duele que nadie se acuerde de La Tablada”. El conmovedor relato de dos soldados que resistieron el ataque guerrillero
Eduardo Navascués y Miguel Barañao estaban cumpliendo con el Servicio Militar Obligatorio cuando el cuartel fue invadido; el asalto al Regimiento de Infantería Mecanizado 3 y del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10 fue uno de los sucesos de mayor violencia desde el retorno de la democracia en el país
El ataque al regimiento de La Tablada | Opinión | La Voz del Interior
El regimiento fue recuperado, pero quedaron 11 muertos del ejército, 34 del MTP (habría también cuatro desaparecidos) y dos civiles.

Fuente:

Crónica TV, Infobae, EL FUEGO DE LA HISTORIA.