Artemisa dulce, una planta milenaria.
La Universidad de Texas examina un compuesto extraído de la artemisa dulce, muy utilizada y que podría contener propiedades contra el cáncer y el COVID-19.
Una especie de planta grande que crece con hojas de helecho de color verde oscuro adornadas con pequeñas flores de color amarillo cremoso, que se utiliza como relleno para coronas navideñas y coronas rústicas, también se conoce como Sweet Annie, artemisa dulce, ajenjo dulce o chino, ha comenzado a cultivarse en el laboratorio de biología de la Universidad de San Antonio en Texas, y está dirigido por Valerie Sponsel, catedrática de Biología Integrativa del Instituto de Investigaciones Biológicas (UTSA).
El departamento de química de la misma universidad extrae medicamentos de las hojas de esta planta. La investigadora Annie Lin, Profesora asociada de biología regenerativa y del desarrollo en el Departamento de Biología Integrativa y el Departamento de Neurobiología de UTSA, estudió el contenido de compuestos medicinales de las hojas.
“En UTSA hemos estado tratando de comprender las propiedades bioactivas de uno de estos compuestos, el Arteannuin B, en las células cancerosas y COVID. Alrededor del 50% de los medicamentos recetados se derivan de productos naturales. Están elaborados por plantas, hongos o bacterias. La mitad de estas drogas se originaron en follajes. Eso es sorprendente si se piensa en todos los medicamentos que existen en el mundo. Diferentes plantas producen distintos compuestos medicinales.
En lo que respecta al cáncer, existen varios tipos que siempre han existido pero que recién se han descubierto en el último medio siglo. Nunca habrá un compuesto que trate todos los cánceres, por eso la investigación continúa”.
Sweet Annie se ha utilizado en la medicina tradicional china durante más de 2000 años. La planta produce artemisinina, que contiene endoperóxido y se usa para tratar la malaria. El extracto de hoja se ha utilizado para otras enfermedades como la COVID-19 y para tratar el cáncer, el nuevo análisis fue publicado en el Journal of Natural Products.
https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.jnatprod.2c01146#
El café con infusión de Sweet Annie es el foco de un ensayo clínico actual relacionado con el cáncer, mientras que el extracto de la planta infundido en té se ha utilizado en África para combatir potencialmente el COVID.
Estudio.
Recientemente, los investigadores no habían entendido claramente cómo funcionan exactamente los compuestos de la planta.
“Hemos sido los primeros en demostrar el mecanismo de una de estas moléculas a través de su trabajo interdisciplinar en bioquímica, química y biología”.
“Estamos en las primeras fases de analizar el mecanismo de acción de los compuestos medicinales de Sweet Annie para decidir cómo administrarlos mejor y dirigir la terapia. Podemos ser más específicos.
Deberíamos ser capaces de reducir la concentración para atacar directamente los tumores. En este momento, estamos buscando cómo encapsular el compuesto en varias concentraciones que se dirigirán específicamente a las áreas que necesitan el tratamiento”.
El estudio fue publicado en la revista Journal of Natural Products por Mitchell S., Profesor y Director del Centro de Tumores cerebrales de la Universidad de California, San Francisco (UCSF).
Berger proporcionó la fuente de células primarias de glioblastoma del Banco de Tejidos de Tumores Cerebrales de la UCSF.
“Usamos metanol como solvente para extraer el compuesto, y de ahí surgió la idea de cómo podría funcionar en los sistemas biológicos.
Kaitlyn Varela, Investigadora postdoctoral del laboratorio, aisló y caracterizó el extracto de hoja de Sweet Annie mediante espectroscopía de RMN y cromatografía líquida-espectrometría de masas.
“Probamos las fracciones para determinar la actividad citotóxica (qué tan tóxica es una sustancia para las células) contra el glioblastoma (GBM), una forma maligna de tumor cerebral. Luego purificamos las fracciones para identificar y probar sus componentes individuales contra las células cancerosas una por una”.
“A lo largo del proceso, arteannuin B demostró consistentemente actividad citotóxica contra las células cancerosas GBM. Creemos que puede inhibir la cisteína proteasas (enzimas que degradan proteínas) que se sobreexpresan en las células cancerosas. Luego redujimos químicamente la arteannuin B y demostramos que de ese modo no era activa contra GBM en la misma concentración. Este resultado nos informó cómo la arteannuin B tiene propiedades bioactivas. Para ampliar nuestros resultados, Kaitlyn demostró que la arteannuin B obstaculiza la actividad de la proteasa principal y la caspasa-8 del SARS-CoV-2”.
“Como especialistas queremos saber cómo funciona esto para poder administrar medicamentos de forma inteligente. Todos nuestros cuerpos son diferentes. El cáncer, por ejemplo, sobreexpresa ciertos genes y si se sabe qué gen se está expresando, se puede atacarlo y bloquear la actividad de su producto proteico con un fármaco. Un ejemplo específico es el tamoxifeno, que es un profármaco que se metaboliza a su forma activa, endoxifeno, por una enzima clave en el cuerpo, el citocromo P450 2D6. El endoxifeno bloquea la actividad del receptor de estrógeno que algunos cánceres de mama dependientes de él sobreexpresan y necesitan para crecer. Sin embargo, algunas personas tienen formas menos activas de P450 2D6, por lo que el tamoxifeno no sería eficaz en el tratamiento de sus cánceres dependientes de estrógenos”.
“En general, estos resultados mejoran la comprensión de qué actividades antivirales y citotóxicas posee Artemisa B, pero los científicos se encuentran en una siguiente etapa para entender el mejor modo de encontrar una fórmula capaz de convertirse en fármaco de administración efectiva.
Qué es la artemisinina?
La artemisinina —también conocida como qinghaosu— y sus derivados son una familia de fármacos que poseen la acción más rápida de todos los medicamentos comunes contra el paludismo provocado por falciparum.
Esta planta ha sido utilizada en la medicina tradicional china, desde hace más de dos mil años. En 1596, Li Shizhen recomendó una infusión de artemisia annua específicamente para tratar síntomas de la malaria. El nombre del género es derivado la diosa griega Artemida.
Los tratamientos que contienen derivados de la artemisinina (terapias de combinación de artemisinina, ACTs) son hoy día el tratamiento estándar a nivel mundial para la malaria. El componente principal de la artemisinina se aísla de la planta Artemisina annua.
Químicamente, la artemisinina es una lactona sesquiterpénica que contiene un puente peróxido inusual. Se cree que es este peróxido el responsable del mecanismo de acción de la droga. No se conoce ningún otro componente natural con un puente de peróxido similar.
Las terapias que combinan la artemisinina con algún otro fármaco anti-malaria son los tratamientos preferidos no solo por su efectividad, también por su tolerancia por los pacientes. El uso de dicho medicamento se ha incrementado también en tratamientos contra la malaria y es objeto de investigación en estudios de tratamientos del cáncer.
La artemisia annua (A. annua) es una hierba común que se encuentra en muchas partes del mundo, y ha sido utilizada por herbalistas chinos por más de dos mil años para el tratamiento de muchas dolencias, tales como enfermedades de la piel y la malaria.
El uso más antiguo se remonta al 200 BC, en Recetas para las cincuenta y dos enfermedades, uno de los textos de Mawangdui.
Su uso antimalarial fue descrito por primera vez en el Manual de prescripciones para emergencias, editado a mediados del siglo iv por Ge Hong; allí se detallan 43 tratamientos para la malaria.
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Fuente:
Imagen Noticias, NaturalistaCO, Infobae, DW Español, Bio-Reto XXI.