7 días en Florianópolis

Conocido mundialmente por su clima tropical, grandes playas y buen fútbol, aunque Argentina sigue siendo mejor en esto último, es un destino que conjuga grandes atractivos para todo turista.

En esta ocasión decidimos con mi novia ir a conocer la isla de Florianópolis, ubicada dentro del estado de Santa Catarina, donde gran cantidad de argentinos van año a año para poder vacacionar. Siempre recomendable, decidimos emprender el viaje y no dudarlo ni un segundo.

Comenzamos yendo en avión desde Buenos Aires, Argentina (EZE) a Florianópolis, Brasil (FLN) en vuelo directo por la empresa Gol. Suele durante el verano habilitarse el vuelo directo, lo que recomiendo mucho, porque haciendo escala realmente se pierde mucho tiempo.

Día 1. Canasvieiras


Partimos muy temprano y con muchas ganas, como comienzan todos los grandes viajes. Decidimos sacar el boleto por Gol, una aerolínea simple, organizada y que cumple con los horarios.

Al llegar al aeropuerto de Florianópolis, un aeropuerto chico en comparación con los internacionales, luego de atravesar una pequeña pero lenta fila de migraciones y agarrar nuestro equipaje, ya nos encontramos con Leonardo, un taxista brasileño con muy buena onda al que habíamos contactado previamente para que nos fuera a buscar allí. Es conveniente contactar un transporte antes de llegar siempre que puedan hacerlo, dado que termina saliendo un poco menos y uno tiene la seguridad de quien lo recibe. El costo ronda los 70 reales desde el aeropuerto hasta Canasvieiras.

En camino al hotel, entre medio de montañas, caminos sinuosos, playas paradisíacas, puentes colgantes, uno ya se va preparando para todo lo que le espera en semejante isla.

Nos alojamos en el Apart Hotel Lexus Plaza, ubicado a una cuadra del centro y a metros de la playa, en un departamento con cocina comedor, habitación y baño muy cómodo, y como no podía faltar, con vista al mar. Recomendable si quieren estar cercanos a la playa y el centro. Si bien esto no es una complicación en ningún momento, siempre ayuda.

Dejamos las valijas siendo aproximadamente las 15hs, nos pusimos el traje de baño y nos fuimos sin dudar un minuto a conocer la playa. Las playas propias de Canasvieiras no contienen una gran extensión de arena, a diferencia de como estamos acostumbrados en Argentina. En Canasvieiras, es conveniente ir temprano para poder conseguir un buen lugar y poder poner la sombrilla y reposeras cercanas a un puesto de bebidas, algo que todos sabemos que combina muy bien con la playa. Aquí es que descubrí la Guaraná, bebida con la cual he tenido un intenso romance a lo largo del viaje (la cerveza la dejamos para otro capítulo).

Por la noche, aprovechando la recomendación de diversos viajeros experimentados, decidimos cenar en un restaurante llamado Pizzaria Tereza's, en el cual está la posibilidad de cenar pizza libre con tan deliciosas como diversas composiciones de pizzas. Llegan a tener… ¡60 sabores de pizza y 20 tipos de masa! Realmente exquisito, acompañado por una ambientación muy típica y a un precio de 44 Reales por persona. Aquí mientras cenábamos y degustábamos tan deleitosas pizzas, en los tv pasaban las novelas brasileras que para el resto de los comensales, o la gran mayoría, que eran de origen brasilero, son muy importantes.

Pizzería Terezas

Día 2.  Campeche


Iniciando nuestro segundo día, decidimos contratar una excursión para pasar el día en la Isla de Campeche. Ésta es una isla diminuta de no mas  de 4 kilómetros de extensión ubicada en la costa este de Florianópolis, donde sólo se accede en barco. Los barcos parten desde la mañana, muy temprano y luego no regresan hasta la tarde, por lo que en caso de no llegar temprano, se corre el “riesgo” de no poder cruzar.

La isla es realmente hermosa, ofrece postales únicas combinando el mar, las rocas y la abundante vegetación, relajándose uno entre el paisaje y las amplias playas. Cuenta con un Bar / Restaurante en sus inmediaciones que es el único comercio donde almorzar. También hay excursiones para poder realizar recorriendo las distintas partes de la isla.

Ya de regreso y habiendo pasado un gran día de playa y viaje en bote, lo que es muy cansador, decidimos probar un restaurante que no estaba planificado y que ha sido un gran acierto en el viaje: Capetaría Porto Seguro. Este es un restaurante que ofrece diversas comidas como hamburguesas completas, pescado, franco (pollo) y muchas más cosas deliciosas, con un gran ambiente al aire libre o techado.

Después decidimos ir a recorrer un poco por la zona céntrica, para poder conocer y descubrimos que había un ruido de fondo, como una batucada. Siguiendo las canciones en el aire, llegamos hasta la playa en donde nos encontramos con un gran número de personas alrededor de una comparsa, bailando y tomando cerveza, donde nos invitaron a unirnos y a bailar un rato al compás de la música.

Isla de Campeche

Día 3. Paseo en el Barco Pirata


Arrancando desde temprano con un buen desayuno, observando entrar por el balcón y los amplios ventanales el sol que refleja sus rayos en el mar, decidimos salir para tomar una de las excursiones más tradicionales que se pueden encontrar allí: la aventura en el Barco Pirata. Y allí fuimos. Junto a un pirata subido en kilos pero con gran sentido del humor y animación, en coordinación con una ayudante, animaron el viaje, donde pudimos observar delfines a nuestro alrededor, visitar la Fortaleza de Santa Cruz, conocer su historia y reliquias que guarda en su interior aún, y luego ya finalizando con un chapuzón en medio del mar, tirándose cual pirata en plena guerra. Todo acompañado de tragos que ofrecen en la barra del barco. Un gran paseo, ideal para chicos y grandes para poder conocer un poco más de la isla y disfrutar un gran rato.

Por la tarde nos dedicamos a descansar en la playa, en donde tomamos la típica piña colada y comimos el famoso Queijo, que no es mas que un queso que los vendedores ambulantes de las playas calientan en el momento hasta el punto de casi derretirse. Es delicioso y adictivo, no deben perdérselo.

Por la noche decidimos cenar en un local de comidas rápidas llamado Bob’s que ofrecía por sus imágenes unas enormes hamburguesas. Digo por sus imágenes porque luego, al llegar al plato, diferían mucho de lo deleitado con los ojos anteriormente. De todas formas, con el hambre que uno llega, realmente se pudo cenar bien. Luego, pasamos por una de las típicas heladerías, llamadas Napoli, donde uno se arma su propio helado, metiendo cual gusto y cantidad quiere, adornándolo con innumerables combinaciones de salsa y dulces de todo tipo. Todo se pesa por kilo a posterior en la caja. No son caros y pero si muy adictivos.

Fortaleza de Santa Cruz

Día 4. Água Show Park


Un nuevo día y una nueva excursión. Para hoy, habíamos contratado nuestra excursión al parque acuático Agua Show Park, ubicado al norte de la isla, en la Playa de los Ingleses, donde cuenta con varias piletas y toboganes de todas las formas, extensiones y dificultades posibles. Es un gran parque en el que uno puede pasar todo el día, incluso comer en sus variados locales sin preocuparse por nada, excepto cuál es el tobogán que va a tirarse a continuación. El más temido es el Kamikaze y el Indio, ambos con gran altura y dificultad, pero créanme que en todas y cada una de las atracciones está todo cuidado y vigilado. Muy recomendable el parque, sobre todo si se va con chicos. En caso de que uno no quiera subirse a ninguna atracción, cuenta con las piletas simples para poder descansar.

A nuestra vuelta, ya en el centro de Canasvieiras pudimos probar el Panchuque, lo que es algo similar a un waffle relleno con salchicha. Otra delicia más digna de poder probar.

Por la noche terminamos comiendo en Zucca Pizza, una gran pizzería que vende diferentes gustos y en porciones personales también, de forma cuadrada y deliciosa, a un precio accesible. Una gran opción que repetiríamos luego en varias ocasiones.

Agua Show Park

Día 5. Jurere

Ya en nuestro quinto día, despues de tanta comida y excursiones, y conociendo un poco mas de la isla, decidimos tomar unas combis que parten del centro y que tienen diferentes destinos. Según a donde se vaya, el precio que se cobra, pero son accesibles. Generalmente no cuestan mas de 5 reales el viaje por persona. Claro está, también están los colectivos, pero son menos frecuentes.

En este caso fuimos a conocer Jurere, una playa donde existen grandes mansiones, entre las que son dueños famosos y futbolistas. Una mansión mas grande y linda que la otra. En su centro cuenta con edificios de diferente arquitectura, entremezclando varios diseños y colores. Alquilamos una sombrilla y reposeras y descansamos contemplando el mar, en una de las playas un poco más tranquilas.

Almorzamos alitas de pollo con fritas. El pollo en Brasil se le llama Frango y es más que una gran opción para poder comer, realmente delicioso. Disfrutamos de la tarde tomando un Coco y comiendo Queijo, que como en todas las playas, pasan a vender los vendedores ambulantes.

A la vuelta y por la noche, probamos un restaurante parrilla libre llamado Canto Gaucho, en el cual intenta asemejarse a una parrilla Argentina. Realmente no recomiendo la carne de Brasil, si bien no está mal, se nota la diferencia.

Jurere

Día 6. Ingleses


Decidimos por la mañana a conocer Ingleses, una playa no muy alejada de Canasvieiras, en el norte de la Isla. Su centro se encuentra muy activo y cuenta con numerosos locales de ropa para poder comprar y disfrutar de los típicos restaurantes en la playa, las cuales tienen una gran extensión hasta la punta de los ingleses, que cuenta con un morro que divide Ingleses de Santinho.

Hicimos el viaje en la típica “Banana” y terminamos empapados de rodar por el agua. Después decidimos caminar por toda la playa desde Ingleses hasta Santinho, donde pudimos apreciar los animales que habitan en ella, atravesando incluso el arenoso trecho y lleno de médanos que las separa, hasta luego subir al morro de la araña, que brinda una gran vista, como es ya común en Brasil. Ahí se puede practicar snowboard y diferentes actividades más.

Allí hay un lujoso hotel all inclusive en el cual he estado alojado por trabajo y es realmente increíble, así como también su elevado precio, já!.

Para la vuelta y dado que no nos quedaríamos hasta las 18hs aproximadamente que vuelve la combi, decidimos tomar el colectivo hasta Canasvieiras. Son muy cómodos y funcionales. Lo curioso es que llevan dos personas, una para manejar el colectivo y la otra para poder cobrar a los pasajeros.

Para cenar, ya siendo la última noche de nuestra estadía allí, hicimos caso a una recomendación para cenar frente al mar en el restaurante Trilegal, especializado en frutos del mar. Es un gran restaurante con una deliciosa (ya dije que toda la comida es deliciosa?) comida, donde realizan presentaciones y cantan autores, haciendo disfrutar una gran cena.

Ingleses

Día 7. Regreso a Buenos Aires


Ya despidiéndonos en nuestro último día en la isla, tomamos las valijas y nos encontramos con Leonardo para la vuelta al aeropuerto, quien nos siguió comentando sobre su vida, nos mostró un poco más de la isla en el regreso, nos llevó por lugares no tan turísticos y que el ciudadano de a pie frecuenta, y por último nos dejó muy amablemente en la terminal.

Ya en el aeropuerto disfrutamos de  tomar un gran café con una impresión de chocolate que asemejaba un corazón en su parte superior y partimos en el vuelo de Gol con destino a Buenos Aires.

Café en el Aeropuerto Internacional Hercílio Luz

Y así uno se va de Brasil habiendo conocido gran parte de sus riquezas, paisajes, gente en la isla de Florianópolis, con sus diversas playas pero con ganas de seguir disfrutando y conociendo más aún.