24 de abril: Día Mundial de la Meningitis.
La enfermedad causa graves secuelas a largo plazo y tiene una alta tasa de letalidad.
Es considerada un problema de salud pública y aseguran que el diagnóstico precoz y la vacunación son las herramientas principales para luchar contra esta enfermedad.
Este lunes 24 de abril es el Día Mundial de la Meningitis, una jornada que tiene como objetivo generar conciencia sobre la importancia de su prevención a través de la vacunación.
“Es un problema mundial de salud pública, ya que causa graves secuelas a largo plazo y tiene una alta tasa de letalidad”, asegura la OMS.
La meningitis es una infección bacteriana severa de las meninges, que son membranas que protegen al cerebro y a la médula espinal. Puede afectar a cualquier persona, y por la gravedad y rapidez con que se presenta, debe ser considerada una urgencia médica.
La bacteria se puede transmitir de persona a apersona a través de las secreciones respiratorias, y las formas más comunes de contagio son los besos, los estornudos, la tos, compartir utensilios de cocina o convivir en espacios pequeños. Los síntomas más frecuentes son rigidez de nuca, fotofobia, confusión, fiebre elevada, vómitos y cefalea.
“Hay varias especies de bacterias, virus, hongos y parásitos que pueden causar meningitis, mientras que los traumatismos, el cáncer y los medicamentos son motivo de un pequeño número de casos. El tipo más frecuente es de causa bacteriana y puede ocasionar la muerte en menos de 24 horas. En ese tono, de acuerdo a la entidad de salud, existen tratamientos y vacunas eficaces contra algunas de las principales bacterias que causan esta enfermedad. Sin embargo, sigue siendo una amenaza importante en todo el mundo”, asevera la OMS.
Las cuatro principales bacterias que están asociadas a la meningitis son Neisseria meningitis (meningococo); Streptococcus pneumoniae (neumococo); Haemophilus influenzae y Streptococcus agalactiae (estreptococo del grupo B).
“Gracias a la incorporación de vacunas en el Calendario Nacional de inmunizaciones, el número de infecciones por estos microorganismos ha caído sustancialmente”, expresa en este contexto la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
“La vacuna para el HiB (causada por la bacteria Haemophilus influenzae tipo B) fue incorporada en el año 1994 y la del neumococo en 2012 a partir de los 2 meses de edad. En tanto, para el meningococo, se incorporó una vacuna para 4 serogrupos (ACWY) en 2017 destinada a niños a partir de los 2 o 3 meses de vida y, en 2020, se sumó la vacuna del meningococo B, junto con la de 4 serogrupos, para personas que tuvieran factores de riesgo, como por ejemplo asplenia anatómica o funcional, déficit de factores terminales del complemento (C5-C9), pacientes bajo tratamiento con eculizumab, niños con infección por VIH/sida, y trabajadores que manipulan o procesan cultivos bacteriológicos con potencial exposición a Nesseria meningities”, agrega la entidad.
“La meningitis es una inflamación de la meninge, que es el tejido que cubre el sistema nervioso central en todo su trayecto. En el medio de las meninges está el líquido cefalorraquídeo, que es lo que nosotros punzamos y podemos hacer diagnóstico.
Los síntomas, en general, son muy parecidos. El dolor de cabeza, la fiebre y el malestar general. Ahora, cada meningitis va a tener individualidad en algunos síntomas y, sobre todo, en los tratamientos, por eso es muy importante diagnosticarla lo más temprano posible. La meningitis bacteriana por el meningococo, por el neumococo, o por haemophilus influenzae tratada con antibiótico tempranamente evoluciona muy bien y rápido.
Si no pueden ser mortales o dejar secuelas, por eso tenemos que tener muy claro que todo este tipo de patologías tienen que ser rápidamente diagnosticadas para que el paciente tenga una muy buena evolución”, explica Ricardo Teijeiro, Infectólogo del Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
“Cuando hay un contacto estrecho, lo que hay que hacer, si es una meningitis por meningococo, por ejemplo, es dar un tratamiento que serán muy pocas tomas: a veces dos o cuatro, según corresponda de acuerdo al germen y a los que estuvieron en contacto. Hay meningitis y etiologías de este tipo que tiene mecanismos de prevención, como las vacunas. Hay vacuna para neumococo, para meningococo o para alguna de las cepas de meningococo, para haemophilus, para tuberculosis. Esa es la manera de prevención en general”, agrega Teijeiro.
“Es muy importante siempre estar atentos frente a cualquier cuadro febril con alguna de las alteraciones relacionadas a la enfermedad. Los síntomas pueden ser variados. Pueden aparecer vómitos, lo que llamamos rigidez de nuca en bebés chiquitos o fontanela abombada, que es la inflamación del espacio que unen los huesitos de la cabeza en el cráneo, fiebre alta, dolor de cabeza, intolerancia a la luz o a los sonidos, trastornos en la conciencia, lesiones en la piel o lo que llamamos púrpuras o lesiones de sangre sobre elevadas que no desaparecen cuando uno las presiona. En enfermedades que son muy graves, estas púrpuras, a veces petequias, aparecen rápidamente y evolucionan en pocas horas. Con lo cual, hay que estar muy atentos a la aparición de estas lesiones en la piel, las cuales se suman a un deterioro en la conciencia del chico, fiebre alta y, mayormente, un cuadro clínico compatibles”, relata Adrián Giannotti, Médico Pediatra.
De acuerdo a los profesionales de Mayo Clinic, los principales factores de riesgo de esta enfermedad son: la edad, ya que la mayoría de los casos de meningitis viral se produce en niños menores de 5 años, en cambio, la meningitis bacteriana en menores de 20 años. Un sistema inmunitario comprometido, a causa del SIDA, alcoholismo, la diabetes, el uso de medicamentos inmunosupresores, etc; embarazo ya que se aumenta el riesgo de listeriosis una infección causada por la bacteria listeria que también puede causar meningitis. Entornos comunitarios, ya que la bacteria se propaga vía respiratoria y a través de grandes grupos.
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Fuente: Infobae, Facultad de Medicina UNAM, Revista MSP, Noticias Caracol, NMás.